París estrena la circulación alterna con un 40 % menos de tráfico

SOCIEDAD

CHARLES PLATIAU | REUTERS

Los vehículos con matrícula par no pueden acceder hoy a la capital francesa

24 mar 2015 . Actualizado a las 17:09 h.

Solo los vehículos con matriculas impares pudieron entrar ayer en las calles del centro de París y de otros veintidós municipios del cinturón metropolitano. Fue la respuesta del Gobierno central y de las alcaldías a siete días continuados de alta contaminación que convirtieron en irrespirable el aire de las urbes. No fue, sin embargo, la primera vez que se adoptó una medida tan drástica ni en la capital ni en otras ciudades galas, ya que una ley de 1997 prevé esta alternativa ante episodios de gran contaminación atmosférica, aunque hasta el momento solo se había llevado a cabo en otras dos ocasiones, una el 1 de octubre de 1997 y otra el 17 de marzo del pasado año. Solo que ahora las autoridades galas parecen dispuestas a aplicar con una mayor regularidad la llamada circulación alterna, con la que solo se permite el acceso a los automóviles con matrículas pares o impares según coincida el día en que se materialice la acción.

Pero lo ocurrido ayer en París tampoco es una excepción en el contexto europeo, cuyas ciudades están cada vez más acuciadas por la contaminación del aire provocada en gran parte por la combustión de los motores, principalmente los diésel. Cada año se calcula que este fenómeno es el responsable de la muerte prematura de 400.000 europeos, de los que alrededor de 20.000 son españoles, fundamentalmente por cardiopatías, neumopatías y cáncer provocadas por la exposición a partículas de menos de 10 micras (PM10). En el viejo continente son ya cerca de 200 ciudades las que han restringido el acceso de vehículos a sus núcleos, aunque las medidas aplicadas varían desde la introducción de peajes, la circulación alterna, la prohibición de entrada de coches en determinadas áreas o la imposibilidad de que puedan entrar en las ciudades los automóviles más viejos, que son también los más contaminantes.

Transporte público gratuito

La medida implantada ayer en París, que no tendrá continuidad hoy, ya que se consiguió mejorar sensiblemente la calidad del aire, también se vio acompañada por otras acciones para garantizar el éxito de la iniciativa, como el transporte público gratuito en las conexiones que unen a la capital francesa con el área limítrofe -el metro, los autobuses y el tranvía tampoco cobraban billete- o el alquiler gratuito de bicicletas y coches eléctricos durante un tiempo determinado. Todas estas acciones permitieron reducir en un 40 % el tránsito de vehículos, según confirmó en su cuenta de Twitter la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo. Fue un éxito sin parangón, ya que en el precedente del 2014 solo se había logrado disminuir el tráfico rodado en un 15 %. También se minimizaron los habituales atascos que se producen por las mañanas en el acceso a la urbe.

El Ayuntamiento movilizó a 700 agentes de policía para hacer cumplir la normativa y sancionar a los conductores que no la respetasen, con una multa de 22 euros. «Está muy, muy bien. Es algo muy bueno. Cabrea a los parisinos pero hay que hacer algo contra la contaminación», explicó a la agencia Efe Sophie, una vecina de la capital.

Como excepción también pudieron circular, entre otras excepciones, los vehículos que transportaban a más de tres personas, las ambulancias, los taxis, los autobuses escolares o los camiones frigoríficos.

Peajes, zonas cerradas y límites a los coches viejos

El objetivo es reducir la contaminación atmosférica, pero para lograrlo las ciudades han optado por distintas opciones. España, de momento, es la excepción, ya que hasta el momento no se ha aplicado ninguna medida drástica ni en Madrid ni en Barcelona, aunque en este último caso sí se ha reducido el máximo de velocidad de los vehículos que acceden a la urbe. La capital de España también prevé acciones contundentes en la normativa que aprobó el pasado año, aunque el umbral de alerta que ha establecido, de 400 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno durante dos horas consecutivas, es muy elevado. Estas son algunas de las soluciones por las que apuesta Europa.

Roma y Milán

Las dos ciudades, al igual que otras italianas cierran, de lunes a viernes, el centro a los vehículos privados. Solo pueden entrar los residentes, taxis, vehículos de discapacitados y autobuses.

Londres y Estocolmo

En estos dos casos han optado por implantar un peaje para acceder al centro urbano, que en la capital londinense es de 14 euros. Cámaras en circuito cerrado fotografían las matrículas de los coches que acceden a esta última urbe. Los vehículos no autorizados se enfrentan a multas de entre 70 y 200 euros.

Lisboa y Berlín

Han optado por prohibir el acceso al centro de los vehículos más contaminantes, de 15 o más años. En Berlín, al igual que otras ciudades alemanas, los coches tienen que tener una placa identificativa medioambiental.

Atenas

Desde 1982 aplica la circulación alterna, como ahora París.