Un prelado conmociona al Vaticano al hacer pública su homosexualidad

Romina López La Rosa CIUDAD DEL VATICANO / DPA

SOCIEDAD

TIZIANA FABI | AFP

La Santa Sede lo suspende de sus cargos un día antes del Sínodo de la Familia. El obispo tiró además de la manta para denunciar que en el seno del clero hay muchos otros que se encuentran en su situación

04 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Salgo del armario y estoy feliz». Una simple frase pronunciada ayer por el prelado polaco Krzystof Charamsa, funcionario en la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, hizo tambalear los cimientos del Vaticano justo un día antes de que la Iglesia católica afronte un decisivo Sínodo de la Familia, en el que el papa aboga por la apertura hacia los homosexuales, las parejas de hecho y los divorciados frente a la dura oposición que se espera de los sectores más conservadores del prelado. Pero la declaración de Charamsa, que hizo pública su confesión junto a su novio, un catalán de nombre Eduardo, fue mucho más allá de lo que esperaba un Vaticano en fase aún de apertura. Lo fue hasta el punto de la Santa Sede, por boca de su portavoz, Francisco Lombardi, llegó a calificar su comportamiento como «muy grave e irresponsable», por lo que decidió suspenderlo de inmediato de todas sus funciones y responsabilidades. Los superiores jerárquicos de su diócesis deberán decidir si conserva su estatuto de cura, algo que se antoja poco probable después de que Charamsa reconociera que tiene pareja. «Y, por si fuera poco, no con una mujer, ¡sino con un hombre!», dijo.

«La elección de hacer una declaración tan impactante un día antes de la apertura del sínodo es muy grave e irresponsable, porque intenta someter a la asamblea a una presión mediática injustificada», aseguró Lombardi. Sin embargo, a Charamsa, el primer obispo católico en declarar abiertamente su homosexualidad, no pareció importarle y en su intervención tiró de la manta para denunciar que en el seno del clero hay muchos otros que se encuentran en su situación. «El clero -dijo- es ampliamente homosexual y también, por desgracia, homófobo hasta la paranoia, porque está paralizado por la falta de aceptación hacia su propia orientación sexual». En esta línea pidió perdón por «estos años en los que sufrí en silencio ante la paranoia, la homofobia, el odio y el rechazo a los homosexuales, que viví en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe».

El hasta hace poco guardián de la ortodoxia aseguró que «es hora de que la Iglesia abra los ojos frente a los homosexuales creyentes y entienda que la solución que propone, esto es, la abstinencia total y una vida sin amor, no es humana».

El cura polaco confesó que siempre se sintió homosexual pero que, al principio, no lo aceptaba y repetía lo que la Iglesia le imponía, «el principio según el cual la homosexualidad no existe». No obstante, sí que hay una persona dentro del Vaticano a la que respeta y admira: el papa «Francisco es fantástico porque nos ha hecho redescubrir la belleza del diálogo», expone