El primer asesinato entre orangutanes

Raúl Romar García
r. romar RDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Una hembra buscó la colaboración de un macho para atacar a su enemiga, en un caso nunca visto

07 feb 2016 . Actualizado a las 01:18 h.

Celos, sexo, conspiración, complicidad y asesinato. La historia reúne todos los ingredientes para una buena película policíaca basada en hechos reales, solo que los protagonistas no son humanos. Son tres orangutanes que han intervenido en el primer caso documentado de violencia organizada entre este tipo de primates, en una escena que fue presenciada por antropólogos de la Universidad de Zurich y que ha servido de base para la publicación de un estudio en la revista científica Behavorial Ecology and Sociobiology.

Las dos protagonistas, Kondor, una orangutana joven que había perdido a su cría, y Sidony, una hembra mayor y poco sociable, ya habían tenido algún que otro encontronazo, pero no había pasado a mayores. Fue entonces cuando la primera decidió ir más allá y buscó la colaboración de un macho, Ekko, para supuestamente resolver la disputa y vengarse de su enemiga.

«Inspección sexual»

Los dos socios se acercaron a la víctima, que en ese momento se encontraba con su cría. El macho, primero, inspeccionó sexualmente a Sidony, pero regresó con Kondor para intentar aparearse con ella. Fue entonces cuando la hembra joven se abalanzó hacia la mayor en un rápido ataque, del que la madre orangutana trató de escabullirse. Pero se encontró con que el semental se había interpuesto en su camino en una acción organizada. El ataque coordinado duró 33 minutos y en el desenlace final, que acabó con la vida de Sidony, resultaron claves los colmillos largos del macho, que le infligieron las lesiones más graves.

La pelea funcionó como un dos contra uno en humanos: mientras uno asestaba los golpes, el otro bloqueaba a la víctima para que no pudiera escapar. En la escena intervino un cuarto protagonista, un segundo macho llamado Guapo, que consiguió ahuyentar a su rival masculino y se quedó para proteger a Sidony de posibles ataques posteriores. Pero su acción resultó infructuosa: la hembra quedó gravemente herida y falleció dos semanas después.

«Lo que ocurrió fue algo totalmente inesperado, ya que en los machos y las hembras de orangután salvaje nunca antes se habían descrito la formación de coaliciones», explica la antropóloga Anne Marzo, la responsable del estudio y testigo de la escena, que se desarrolló en la isla de Borneo, en los bosques pantanosos de la reserva de Mawas. Es, también, el primer episodio documentado de una pelea entre hembras que culmina con un resultado letal para una de ellas.

El equipo de antropólogos había filmado desde el 2003 un total de 26.000 horas de información sobre el comportamiento de hembras adultas. En ese período se registraron seis ataques, pero en ninguno de ellos se habían producido lesiones visibles. Otros estudios a largo plazo tampoco habían visto este comportamiento.