Resumir el informe de la OCDE de 208 páginas, 7 capítulos y 80 tablas en un teletipo tiene mérito. Y mucho riesgo. Desasosiega moverse entre una maraña tan tupida de datos, comparaciones, pronósticos?
Dicho en pocas palabras: tenemos todavía muchos estudiantes de 15 años con bajo rendimiento: más de 95.000 con datos del 2012. No más que el promedio de la OCDE. La mayor parte de ese bajo rendimiento recae en chicos y chicas (más chicas) de clases desfavorecidas que asisten a colegios públicos, repetidores, inmigrantes y sin educación infantil. Salvo en lo que se refiere a las chicas, que resulta extraño, ninguno de los otros aspectos es novedoso pues lo vienen confirmando reiteradamente las investigaciones sobre fracaso escolar. La utopía de una escuela capaz de neutralizar las desigualdades sociales sigue siendo una promesa incumplida y una tarea pendiente para nuestra sociedad. Pendiente y urgente.
Quien se quede en los resúmenes de prensa va a ver este problema del bajo rendimiento como el problema de ese grupo de estudiantes españoles que no alcanzaron el nivel básico en las pruebas PISA del 2012: poco motivados, poco inteligentes, que faltan a clase, con familias que no pueden ayudarles. Es decir, la tarea pendiente es lograr que cambien y se esfuercen más. Un grave error de diagnóstico por culpa del bendito resumen. En el informe completo se habla de bajo rendimiento pero vinculándolo no solo a las cualidades de los estudiantes sino a las características de las escuelas (dirección escolar, enseñanza que se ofrece, actividades extracurriculares, relaciones con las familias) y, también, a las políticas educativas (recursos disponibles, autonomía de las escuelas, agrupamientos). Merece la pena no quedarse en el resumen.
Yendo a lo positivo, lo mejor del informe son las propuestas. Sobre todo la última: todos estamos concernidos, políticos, profesores, padres y estudiantes. Hay que convertir en una prioridad política y pedagógica el bajo rendimiento porque, Einstein dixit, si seguimos haciendo lo que veníamos haciendo es de locos pensar que vamos a conseguir resultados diferentes a los que venimos consiguiendo.
Miguel Zabalza es catedrático de Didáctica de la USC