La NASA descubre masas de vapor de agua en la superficie de la luna Europa

SOCIEDAD

HANDOUT | AFP

Los géiseres parecen confirmar la presencia de un enorme océano en su interior

27 sep 2016 . Actualizado a las 01:09 h.

«Alerta spoiler: No hay extraterrestres». El anuncio había causado tal expectación, y sobre todo especulación, que la propia NASA tuvo que salir al paso para rebajar los ánimos en su Twitter, horas antes de que en la tarde de ayer se produjese la presentación oficial. Pero, ¿qué era tan excepcional para que la propia agencia anunciase la convocatoria en su web con una semana de antelación, lo que a su vez desató todo tipo de rumores?

La primera pista fue una «sorprendente evidencia de actividad» en Europa, la mayor de las 67 lunas del gigante Júpiter, que podía estar relacionada con la presencia de un océano por debajo de su superficie. La propia Administración espacial alentó la curiosidad, pero las expectativas no se vieron del todo colmadas para los expertos. Sí, Europa tiene, efectivamente, un inmenso océano de agua salada por debajo de su capa externa de hielo, pero el hallazgo en sí no es sorprendente, porque hace ya muchos años que se sabía o intuía. La evidencia hasta ahora más fiable había llegado en los años 2012-2013 con el hallazgo de géiseres de vapor de agua detectados por el telescopio Hubble y que probablemente se formaron en el agua subterránea, aunque sobre este aspecto se generó mucha discusión. Europa es, en cualquier caso, el astro del sistema solar al que los astrobiólogos confieren desde hace años más posibilidades de albergar condiciones para la vida.

Pues bien, esta sorprendente actividad de Europa hace referencia también ahora a los penachos de vapor de agua en erupción, que llegan a alzarse hasta 200 kilómetros por encima de la superficie de esta luna. Son gigantescas masas en forma de plumas que vierten agua al espacio. Solo que ahora las nuevas evidencias, mostradas también por el Hubble, son mucho más fuertes y más detalladas. Es más, el hallazgo supone una oportunidad inesperada para poder recoger muestras procedentes de debajo de la superficie de Europa sin necesidad de hacer aterrizar un robot en el satélite para que perfore en el hielo. Este aspecto es importante ya que ayudará a enfocar mejor la misión que la NASA prepara para viajar al astro, que se prevé a mediados de la próxima década. Es más, si ya existía un enorme interés por el océano de esta luna, que contiene más agua que todos los de la tierra juntos, ahora se ve reforzado.

«El océano de Europa se considera que es uno de los lugares más prometedores que pueden albergar vida en el sistema solar», explica Geoff Yoder, de la NASA.

Diez observaciones

El hallazgo fue posible gracias a diez observaciones independientes realizadas por el telescopio Hubble durante 15 meses. Y detectaron en tres ocasiones lo que pueden ser penachos. Tanto el equipo que ahora ha analizado los datos para llegar al descubrimiento como el que lo había hecho en el 2012 utilizaron métodos distintos, pero sus conclusiones son coincidentes. «Las capacidades únicas del Hubble permitieron capturar estos penachos», señaló Paul Hertz, director de la División de Astrofísica de la NASA.

Si se confirman estas observaciones, aunque la definitiva solo llegaría de forma directa mediante el envío de una misión específica, Europa se convertiría en la segunda luna del sistema solar en la que se forman penachos de vapor de agua que arroja fuera de su superficie. Este fenómeno había sido observado por la sonda Cassini en la superficie de Encelado, un satélite de Saturno. Pero el mayor interés se centra en el satélite jupiterino, que aunque tiene un tamaño similar al de nuestra luna encierra un enorme océano. Un mar que podría albergar vida.

Plutón también podría esconder su propio mar

Una nueva investigación concluye que bajo la característica planicie helada en forma de corazón en la superficie de Plutón podría encontrarse una especie de océano salado de más de 100 kilómetros de espesor. «Los modelos termales del interior de Plutón y la evidencia tectónica encontrada en la superficie sugieren que puede haber un océano, pero no es fácil inferir su tamaño u otros detalles sobre el mismo», dice Brandon Johnson, de la Universidad de Brown, tras estudiar los datos de la NASA.