Quitar el móvil a un hijo no es maltrato

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

JOSÉ PARDO

Absuelven a una madre que quitó el «smartphone» al menor para que estudiara, caso que muestra que el teléfono es una de las mayores fuentes de conflicto en casa

23 mar 2017 . Actualizado a las 13:53 h.

Prohibir a un hijo usar el móvil no es motivo de maltrato. Eso es lo que se desprende de la sentencia de un juzgado de Almería que ha absuelto a una madre denunciada por su hijo de 15 años por haber forcejeado con él al quitarle el teléfono tras haberle instado a que lo dejara para ponerse a estudiar.

El juez fue claro en el veredicto que recoge Europa Press: «Está en pleno derecho y correcto ejercicio de los derechos obligaciones de la patria potestad cuando le quitó el móvil a su hijo». Además, recuerda que, entre las obligaciones que establecen el Código Civil derivadas de esa patria potestad, «está la de preocuparse por la educación de los hijos, que es lo que hizo la acusada en la acción enjuiciada».

Pero más allá del hecho de que un menor acabe sentando a su progenitora ante un juez por culpa de un smartphone y que el fiscal pida por ese supuesto maltrato una pena de nueve meses de cárcel, diferentes expertos consultados están de acuerdo en que el uso de este aparato se ha convertido en una de las causas principales de conflicto en las familias. De hecho, a lo largo de los últimos años los casos de violencia filioparental han aumentado en torno a un 80 % y, en buena parte de los casos, detrás de ellos está el móvil. ¿Por qué? Porque ese aparato está totalmente integrado en la sociedad y resulta un cordón umbilical que une a los adolescentes con el mundo, un lazo que no quieren soltar bajo ningún concepto.

El responsable de Mediación Familiar de la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), Gregorio Gullón, sabe de lo que habla porque lo ve en su trabajo: «El teléfono móvil es una fuente constante de conflicto, algo que en nuestro servicio vemos cada día.

Todo está relacionado con el hecho de que, a través del móvil, los progenitores pueden controlar que realmente estudien, las amistades que tienen o qué hacen con ellas, controlar a un hijo», explica. Pero más allá de todo el problema que genera en las familias apunta que los padres están desprotegidos a la hora de educar a sus hijos. La prueba son casos como este en que un menor denuncia a una madre por quitarle el smartphone. Pero no solo eso. Más preocupante, a su juicio, es aún que al aceptar ese tipo de denuncias también queda desprotegido el menor, pese a que a priori pueda parecer lo contrario. Su teoría la explica argumentando que al llevar a un padre ante el juez por retirar el móvil para obligar a estudiar «está dañándose el modelo de padre como referente para el hijo, como guía para enfrentarse a la vida».

En este sentido, la psicóloga del centro de Acción contra la Violencia en Galicia (Ceavigal), Alicia Peralejo, introduce otro debate que hablar de todos los tipos de violencia que genera el mal uso de un smartphone.

«A veces poner en manos de un hijo un teléfono móvil puede ser perjudicial, sobre todo cuando no hay un límite o unas normas previas de uso. En la actualidad hay un problema de falta de límites que va unido a otro de falta de responsabilidades por parte de padres o educadores. Hay que supervisar el uso que hacen los menores del móvil porque entraña muchos riesgos». Ahí hace hincapié en la brecha digital que hay entre generaciones, algo que hay que acortar para poder instruir con conocimiento a los menores en la buena utilización de este instrumento. Recuerda, además, que la edad no es ningún indicador para poner en manos de un menor un teléfono, es más de responsabilidad.