Andrés Amayuelas: «Casos como el de Nadia le han hecho mucho daño a las oenegés»

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Santi Otero

Explica que las redes son un arma de doble filo para estas causas, y critica la pasividad de organismos públicos

24 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hemos tenido que dejar de hacer proyectos en zonas en las que se necesitaba, hemos tenido que reducir el número de campañas de sensibilización y se han perdido casi 2.400 empleos». Andrés Amayuelas (Ourense, 1975), no tiene reparos en dar un tirón de orejas a las administraciones públicas por la escasa contribución económica que, asegura, han dedicado en los últimos años a la cooperación al desarrollo. Sin embargo, el actual presidente de la Coordinadora Estatal de ONGD, alaba la solidaridad de los españoles y de las empresas privadas, «cuya participación en proyectos y aportaciones económicas ha subido notablemente en los años de la crisis». Amayuelas estará mañana en la Asamblea Xeral de la organización gallega en la que la presidenta, Gema Filgueira, dejará su cargo.

-Tras un año presidiendo esta coordinadora, que integra a 76 oenegés en España, ¿qué nota le pondría a España en solidaridad?

-Para responder a esta pregunta hay que hacer un doble análisis. Por una parte, a las administraciones públicas les pondría un muy deficiente. Desde hace ocho o nueve años los recortes en las partidas para la cooperación al desarrollo no cesan. Esto quiere decir que las organizaciones han tenido menos recursos para hacer proyectos en zonas donde se necesitaba, se han visto obligadas a reducir el número de campañas de sensibilización y se han perdido casi 2.400 empleos. No puede ser que estemos recibiendo las mismas aportaciones que cuando en los años 80 España dejó de ser receptor de ayuda.

-¿Cómo está la situación en Galicia?

-En Galicia se aprobó una dotación de 4,5 millones de euros. Lo que supone un 0,04 % del presupuesto de la Xunta, muy lejos del 0,7 % que recogía la ley de cooperación gallega en el 2003. Aún así, el recorte para cooperación en esta comunidad autónoma sido menor que en muchas otras.

-¿Qué puede decir de los ciudadanos?

-Progresan adecuadamente. Es decir, según el Eurobarómetro, el 93 % de los españoles califica como «importante» asistir a la población de zonas conflictivas o países pobres. Esto es llamativo, sobre todo, porque en España muchas personas viven en la precariedad económica, así que es de agradecer.

-¿Ha ayudado la crisis a que los españoles sean más empáticos con personas que se encuentran en situaciones extremas?

-Yo creo que ha sido fundamental. Piensa que con respecto al 2008, cuando estaba empezando la crisis, el número de personas que colaboran con oenegés se ha incrementado en un 20 %. Además, hay alrededor de 20.000 personas participando como voluntarias en nuestras organizaciones y las aportaciones económicas de la empresa privada, que también quiero destacarlo, han crecido un 30 %. Está claro que cuando los problemas te tocan de cerca se empatiza más, pero también son especialmente solidarios con las grandes catástrofes humanitarias, como la que están viviendo ahora en Perú. O con los refugiados sirios. Con este tema la sociedad española está muy volcada, mucho más que el Gobierno.

-Comenta que las redes sociales son un arma de doble filo con respecto a las causas solidarias.

-Así es. Cada vez surgen más iniciativas que se difunden por redes sociales y eso puede dar lugar a confusión. En la mayoría de ocasiones nos vienen genial para mostrar campañas, pero casos como el de Nadia, por ejemplo, nos han hecho mucho daño porque la gente pierde la perspectiva con quién colaborar y con quién no. Por estas cosas hemos creado la Herramienta de Transparencia y Buen Gobierno, a partir de la cual se evalúa el buen hacer de las oenegés.

-Una de las acusaciones que más se escucha en referencia a los jóvenes es que cada vez son más volátiles y no se comprometen. ¿Sucede esto con el ámbito de las oenegés?

-Volvemos al tema de las redes sociales, que nos han permitido ganar adeptos que de otra forma no hubiésemos conseguido. Yo no percibo que los jóvenes no sean comprometidos, al contrario. Son muchos los que dan el salto al voluntariado, ya que muchos no pueden contribuir económicamente, pero hacen todo lo que pueden.