El cambio de hora apenas supone para Galicia un ahorro de un 0,4 %, por el 5 % en España

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ANDREAS GEBERT | EFE

El menor gasto en iluminación supondrá una reducción en la factura de la luz de un 1 %, porcentaje que en el caso del sector servicios se eleva al 3 %

25 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una hora menos. Es la que deberá restar al sueño coincidiendo con el cambio del horario del invierno al verano, cuando en la próxima madrugada las dos serán las tres. La medida tiene como principal fin el ahorro de energía, aunque en Galicia esta supuesta disminución será más bien muy reducida.

Según los cálculos del Instituto Enerxético de Galicia (Inega), el ahorro potencial en conjunto se cifra en un 0,4 %. Los mayores beneficiados serán los ciudadanos, ya que el menor gasto en iluminación les supondrá una reducción en la factura de la luz de un 1 %, porcentaje que en el caso del sector servicios se eleva al 3 %. Por contra, para la industria no supondrá una gran ventaja. «A estrutura de produción mantense de forma constante, con independencia do horario», según apunta la Xunta para explicar la escasa incidencia que la iniciativa tendrá en las empresas gallegas.

Una situación distinta es la que, teóricamente, se vivirá en el resto de España. En este caso, y según los cálculos del español Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro en iluminación puede llegar a representar un 5 % del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.

De esa cantidad, 90 millones de euros corresponderían al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por familia, mientras que los otros 210 millones provienen de los edificios del sector terciario y de la industria.

Pero más allá del ahorro, el cambio de hora sí supondrá un ligero trastorno para los ciudadanos, que deberán pasar por un breve período de adaptación, como una especie de jet lag. En este sentido, el especialista en Medicina del Sueño Eduard Estivill destacó que el cambio de horario de verano se soporta «peor» que el del invierno, debido a que el cuerpo tiene menos dificultades para adaptarse a un día de 25 horas que a otro de 23. Pero los efectos son muy leves.