Telecracia

Beatriz Pallas ENCADENADOS

SOCIEDAD

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El sistema electoral de los concursos no proporciona más que disgustos últimamente. Seleccionar a los talentos ganadores a golpe de clic o de SMS se ha instaurado como una telecracia con categoría de sufragio universal que nunca deja satisfechos a quienes no están conformes con el resultado.

Hace un mes, en TVE se armó un rifirrafe con la elección del candidato a Eurovisión. La opinión del público y la de los jueces arrojó un empate entre dos cantantes, una encrucijada que solo podía deshacerse dando prioridad a uno de los criterios. Entonces se otorgó más valor a la decisión del jurado y un sector de la masa eurofán alzó su voz en nombre de la democracia representativa.

Esta semana, Telecinco invirtió la táctica y dejó en manos de la audiencia toda la potestad para elegir al triunfador de Got Talent. Las votaciones fueron gratuitas y universales a través de la página web. Hacer clic y listo. Pero la aceptación de la victoria no mejoró. El público decidió darle el triunfo a un peculiar bailarín de musculatura hiperflexible que puso de manifiesto la fragilidad del sistema. Hay gente que se toma la tele muy en serio e intenta hacer una valoración justa. Y hay personas que, igual que hace años mandaron al Chikilicuatre a Eurovisión, la quieren para reírse.