El banco bonito que ahora es una silla

Dolores Vázquez SADA / LA VOZ

SOCIEDAD

César Delgado

En Sada se retiraron asientos con vistas espectaculares por estar en una zona sensible, pero los vecinos agudizan el ingenio

11 abr 2017 . Actualizado a las 11:50 h.

Punta San Mamede, en el municipio coruñés de Sada, ofrece un mirador perfecto a las rías. También tiene un pasado sepultado, el castro do Amandi. Por eso la iniciativa municipal de instalar allí dos bancos, con una visión directa a cada ría, se frustró. Fueron colocados el 14 de marzo y duraron solo una semana debido a la contestación de entidades culturales y defensoras del patrimonio, que cuestionaban la intervención en una zona sensible.

El Concello reconoció que fueran puestos sin consultar con Patrimonio ni con Costas y abortó la iniciativa con rapidez. Ahí acabó el intento por entrar en la competición de los bancos con las mejores vistas iniciada por el de Loiba, en Ortigueira, pero, sin embargo, el ingenio popular ha tardado poco en suplir lo que para muchos vecinos y visitantes de esta zona de la ruta de senderismo Costa Doce se ha convertido en una exigencia en esa zona costera de la parroquia de Carnoedo. 

Opción portátil

A las pocas semanas de la retirada alguien llevó a la zona dos sillas de madera plegables. Cumplen la misma función que el banco y, con ello, se intenta ofrecer la comodidad para los paseantes, ya que llegar al paraje exige recorrer andando un kilómetro de suave pendiente. Al ser portátiles, además, se el impacto que tendrían los bancos. Desde el primer momento comenzaron a subirse, incluso con un punto contestatario y socarrón, selfies a las redes, para defender la opción lúdica de este espacio, que podría servir como un buen reclamo turístico para la Perla das Mariñas, como se conoce al concello.

Algunos defienden la opción «original» del uso de las sillas frente a los bancos que comienzan a clonarse en muchos lugares. Otros prefieren realizar fotos de punta San Mamede para darla a conocer, ya que la semana que duraron los bancos atrajeron a numerosos público, más allá de los clásicos senderistas, que hasta entonces eran los únicos visitantes habituales de un espacio bastante virgen, situado junto a la playa de Lourido, en un entorno paradisíaco.

Loiba y otras alternativas

El municipio de Ortigueira presume de tener el banco más bonito del mundo, el de Loiba. Pero Galicia ofrece otras alternativas con vistas muy espectaculares. El suplemento YES recogió algunas de ellas. Como el la parroquia redondelana de Cedeira, que permite disfrutar del paisaje de la ría de Vigo. Una puesta de sol entre Ons y Sálvora, con las Cíes formando parte del cuadro, es la oferta del banco de Noalla, en Sanxenxo. Pero en este apartado la costa no tiene el monopolio. El interior de Galicia también juega sus cartas. En el de Montealegre el visitante puede tener toda la ciudad de Ourense literalmente a sus pies.