Portugal, ante el debate de las vacunas

m. f. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

La muerte de una menor no inmunizada en pleno brote de sarampión ha disparado las alarmas; una iniciativa popular pide la obligatoriedad y el asunto llegará al Parlamento

23 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Muerte por sarampión. Parecía que esta era una tragedia ya desterrada en Portugal. Pero Inés Sampaio, una joven de 17 años de la localidad de Sintra, fallecía esta semana a causa de esta enfermedad. No estaba vacunada. Tampoco lo estaba el bebé de trece meses que la contagió en el Hospital de Cascais, epicentro del brote que ahora inquieta al país, donde existen otros veinte casos confirmados de contagio.

El Gobierno luso ha decidido censar a los niños vacunados. Los directores de los colegios deben informar a las autoridades sanitarias sobre los alumnos que no cumplan el calendario.

El Ejecutivo ha hecho un llamamiento a la población para que se conciencie y la Autoridade Nacional do Medicamento se ha aprovisionado de un stock de 200.000 dosis. Incluso recomienda vacunar a los bebés a los 6 meses, cuando antes se fijaba la primera dosis a los 12 meses. Los partidos políticos reconocen que la cuestión tiene que llegar al Parlamento nacional. Aunque la mayoría coinciden en que antes de aprobar nuevas medidas deben esperar a que se calmen las aguas tras la inesperada muerte de estos dos menores. De momento no se plantean adoptar una medida como la de exigir la vacunación para impedir la escolarización, «que es un derecho fundamental del alumno», como recuerdan desde el Ministerio de Educación.

Recogida de firmas

Penalizar o no penalizar a los que dejan a sus hijos sin inmunizar, esa es la cuestión. La sociedad se moviliza en paralelo. En estos momentos una iniciativa ciudadana recoge firmas para que se establezca la obligatoriedad de la inmunización contra el sarampión.

La familia de la víctima ha ofrecido distintas versiones. La directora clínica del referido centro sanitario, Eduarda Reis, dijo que los padres justificaron que su hija no hubiera sido inmunizada porque había sufrido «una reacción alérgica grave ante otra vacuna» que había llegado a amenazar la vida de la menor cuando era un bebé, según declaraciones realizadas al rotativo portugués Público.

Los familiares de Inés señalaron también que una doctora había recomendado que no recibiera las dosis establecida porque la niña tenía psoriasis. Expertos consultados por este periódico sostienen que solo en casos muy puntuales se trata esta enfermedad cutánea con inmunodepresores y que únicamente en el momento del tratamiento estarían contraindicada la vacuna.

Homeopatía

Por otra parte, Expresso publicó que, según afirman fuentes del entorno sanitario, la madre es antivacunas y una «adicta a la homeopatía», y la joven tampoco había recibido otras inmunizaciones contempladas en el programa nacional. En el debate no faltan los comentarios de los que, obviando las vidas que ha salvado la inmunización y todos los estudios científicos, dicen que «no se cuenta toda la verdad de las vacunas». Lo realmente constatable es que Inés Sampaio murió por un sarampión.