Brujas, donde los cafés son un 10 % más caros para los turistas

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

FRANCOIS LENOIR | Reuters

Las autoridades belgas dicen que la práctica es legal; los hosteleros le dan la vuelta a la tortilla: «Hacemos descuentos a los locales»

28 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en una población se dispara el turismo, los precios suelen ir a la par. Lo curioso es que se establezcan unos distintos para los locales y otros para los visitantes. Y que esta práctica esté avalada por las autoridades del país en cuestión. Pues esto ocurre en Brujas. En la ciudad belga, considerada la Venecia del norte gracias a su impresionante casco histórico y a sus canales, las consumiciones le cuestan a un turista un 10 % más caras que a un vecino. La práctica se aplica en diferentes locales. Y, ante quejas realizadas ante los responsables de consumo del Gobierno belga, estos han respondido que este sobreprecio es «perfectamente legal». Los hosteleros le dan la vuelta a la tortilla y asegura que no es que le cobren un extra a los foráneos, es que les hacen «un descuento a los que viven en la ciudad, a los clientes de todos los días» y que esta rebaja incluso figura en los recibos.

El diario británico The Guardian cita a Philipee Thijs, encargado de Chez Vincent, para ilustrar la postura de los dueños de los establecimientos de Brujas: «Existe un botón distinto en la caja registradora. Tienes el precio normal y el precio para la gente de aquí y para los estudiantes, que es diferente». Gauthier Gevaert, de Brugsch Friesthuys, ofrece al periódico belga De Standaard una explicación similar para justificar el doble precio de sus patatas fritas. «Se hace para premiar la fidelidad de los que vienen siempre. No voy a pedirle a nadie el pasaporte. Pero escucho a la gente hablar», comenta. 

El alcalde, a favor

El alcalde de Brujas, Renaat Landuyt, está a favor de esta práctica, porque considera que «es un bonito gesto hacia los vecinos» en una ciudad cara que recibe «unos seis millones de turistas al año».

Las autoridades belgas afirman que cobrando un sobreprecio a los foráneos no se discrimina por razón de raza o religión y que, por tanto, no se está vulnerando la ley.