Un gallego se trata en Alemania de una enfermedad transmitida por garrapatas

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

SOCIEDAD

SONIA OLMEDA

Padece Lyme, una dolencia provocada por la picadura de este ácaro

30 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Estancias de alrededor de una semana en Alemania, en una ciudad situada a algo más de una hora de viaje en coche desde Múnich, para tratarse. Esta es la rutina de un vilalbés de 42 años. Y todo por una garrapata que le transmitió la enfermedad de Lyme. En los últimos tiempos, en la provincia de Lugo se han detectado unos veinte casos de personas afectadas por la dolencia, provocada por bacteria Borrelia burgdorferi. Los síntomas son problemas de movilidad de algunos miembros, irritación de la piel, subidas de tensión y fuertes dolores de cabeza y de músculos.

Al principio, el infectado de Vilalba no sabía qué le ocurría. Sus visitas al HULA no aclaraban la situación. Pero un cardiólogo dio con la clave. Habían pasado semanas, y el desgaste había sido tal que ese especialista le explicó que tenía el corazón como el de un hombre de 80 años.

Empezó a interesarse por la enfermedad, que se transmite por mordeduras de garrapata, aunque él no ha conseguido recordar en qué momento pudo recibir una. Averiguó la existencia de una clínica en Torrelavega (Cantabria), a la que empezó a ir a finales del 2015 y en donde cada vez le prescriben un tratamiento de antibióticos que dura semanas. Allí conoció casos similares al suyo y el funcionamiento de centros especializados en otros países. Decidió tratarse en Alemania, durante estancias que duran alrededor de una semana y que paga de su bolsillo. La primera visita tuvo lugar en octubre del 2016, y la segunda el pasado marzo; para la siguiente no hay una fecha concreta, si bien supone que volverá «en breve». Las sesiones, cuatro o cinco durante cada desplazamiento a Alemania, consisten en aféresis, filtraciones de la sangre destinadas a eliminar impurezas, y en tratamientos de hipertermia. Confía en que la situación se estabilice y algún día deje de desplazarse.

Admite que su salud ha mejorado, pero no niega su situación: «Claro que estou enfermo», dice. Tampoco olvida que la primera noche que pasó en el HULA no pegó ojo por lo débiles que eran sus pulsaciones. Uno de los primeros médicos que lo atendió se sorprendía de que hubiese aguantado: «Estás aquí non se sabe por que», le dijo.

Antes trabajaba en una empresa, pero logró que se le reconociese una incapacidad. Sus viajes a Torrelavega y a Alemania le han permitido conocer otros enfermos. Aconseja tener «moita paciencia» y «ánimo» a quienes están en un caso similar. «Isto require moita tranqulilidade», afirma.