Un chaval de 15 años y 160 kilos de peso, ¿es necesario operarlo?

r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ALVARO BALLESTEROS

«Es un debate que se está planteando, porque nos plantea una situación difícil», explica Javier Baltar, que ha realizado intervenciones para realizar peso en adultos en el Chus de Santiago

17 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son casos excepcionales, pero existen. Niños y adolescentes con obesidad mórbida que no responden al ejercicio ni a la dieta y a los que el exceso de grasa viene acompañada de patologías asociadas. ¿Qué hacer con ellos? A veces no queda más remedio que recurrir a la cirugía para revertir la situación. «Es un debate que se está planteando, porque nos plantea una situación difícil», explica Javier Baltar, que ha realizado intervenciones para realizar peso en adultos en el Chus de Santiago. En Galicia, hasta el momento, no se ha hecho ninguna cirugía de este tipo, que sí es relativamente habitual en Estados Unidos, donde se practican unas 1.000 al año. Y también en España, aunque son casos aisladas. La primera la practicó en el 2007 en Alicante Aniceto Baltasar a un niño de 10 años con un índice de masa corporal (IMC) de 42. La literatura científica también recoge los tres practicados a adolescentes en el Val D’Hebron de Barcelona por Ramón Villalonga. Uno se refiere a un chaval de 15 años con un peso de 160 kilos y un IMC de 48, que presentaba intolerancia a la glucosa e hipertensión arterial con tratamiento médico. «A los dos meses de la intervención su peso fue de 120 kilos. Sus cifras tensionales y su glucemia se normalizaron sin necesidad de tratamiento y en sus controles habituales destaca una gran mejoría en su adaptación escolar», apunta Villalonga. Los demás pacientes, de 130 y 135 kilos, también se recuperaron con normalidad.

Baltar cree que casos como estos también se podrían presentar en Galicia. «Son casos muy extremos, y se podrían valorar para tratamiento quirúrgico, pero no se están haciendo». Y podría, porque son adolescentes que sufren la agresión social y son claros candidatos al acaso escolar». Felipe Casanueva, responsable del servicio de Endocrinología del CHUS, coincide en la opinión. Y apunta otro factor. «Son niños que casi no salen de su casa y que incluso no van al colegio. Es una patología que está casi oculta y tenemos que hacerla visible para buscar soluciones».