Un pequeño oasis rodeado de dunas

SOCIEDAD

Un paseo de algo menos de un kilómetro comunica la conocida playa de As Furnas con las lagunas de San Pedro de Muro y Xuño, un espacio natural espectacular y poco concurrido por los turistas

29 jul 2023 . Actualizado a las 14:06 h.

Barbanza es siempre una buena opción para hacer turismo. La combinación de playa, montaña, cultura e historia convierte a la comarca en uno de los destinos favoritos de visitantes nacionales y extranjeros que llegan a la zona con ganas de disfrutar de la naturaleza y la relajación.

La gente suele embelesarse con la belleza del castro de Baroña o el faro de Corrubedo, cuyos atardeceres acumulan miles de me gustas en Instagram y Facebook. Pero pocos conocen las hermosas lagunas que se esconden cerca de la playa de As Furnas, un rinconcito poco explorado por los turistas con la apariencia de un pequeño oasis en medio del desierto.

La manera más cómoda de llegar a ellas es a través de un camino de madera que la gente puede transitar desde el célebre arenal en el que Ramón Sampedro tuvo el accidente que lo dejó tetrapléjico. Tras unos minutos de travesía en los que disfrutar de las imponentes vistas es un imperativo, ya pueden verse las lagunas, situadas entre el Cabo de Teira y la desembocadura del río Sieira.

El complejo figura como lugar de importancia comunitaria (LIC) del parque natural de Corrubedo, dada la cercanía de ambas localizaciones y las similitudes que comparten su flora y fauna. La lagunas están rodeadas por pequeñas dunas fijadas por la vegetación y un camino de madera con el que verlas de cerca. Uno de los puntos fuertes de este espacio son los miradores ornitológicos instalados al lado de cada una de las lagunas.

Otra manera de gozar de la belleza de estas albuferas es hacer una ruta andando que incluye otros puntos de interés del municipio de Porto do Son. La más completa de todas es la que va desde las lagunas hasta la iglesia de Santa Clara de Novás.

De cabo a rabo

El camino empieza en un punto medio entre ambas y su primera parada es el lugar de Laranga. A continuación, los caminantes que escojan este sendero podrán ver las inmediaciones de un cementerio protestante antes de llegar a un segundo templo, el de San Pedro de Muro. Más adelante, los más intrépidos podrán lanzarse a la búsqueda de petroglifos y mámoas escondidos entre la vegetación, aunque cabe destacar que no están señalizados, lo que puede complicar el encontrarlos.

En la recta final del itinerario pueden visitarse las aldeas de Cimadevila y Alboreda, que constituyen dos hermosas muestras de la arquitectura popular, labriega y religiosa de Galicia. La última parte del sendero es un camino entre árboles frondosos que lleva de nuevo a la playa, famosa por su bravura.

Tras la visita a este rincón de gran belleza natural son muchos los que se quedan con ganas de descubrir más tesoros de la zona, como lo son el mirador del monte Tahume, el castro de Baroña, los petroglifos de A Gurita y el puente medieval de Xuño. Del mismo modo, el término sonense ofrece gran cantidad de actividades para pasar un rato agradable con familia o amigos, como las seis rutas experienciales con las que gozar de la gastronomía, las muestras culturales y la naturaleza a través de los cinco sentidos.