Portugal se viste de blanco para recibir esta semana al papa Francisco

Brais Suárez
brais suárez OPORTO / E. LA VOZ

SOCIEDAD

MIGUEL A. LOPES | EFE

El pontífice llega el miércoles para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud

31 jul 2023 . Actualizado a las 19:07 h.

Basta con salir a las calles de Lisboa, con echar un ojo a los periódicos, encender la tele o pasarse por una tienda de suvenires. De hecho, basta con entrar a Portugal por cualquiera de sus fronteras terrestres para entender que es una ocasión especial. En la recta final de los preparativos para la Jornada Mundial de la Juventud, que comienza este martes y durará hasta el domingo, Lisboa debe estar lista para casi triplicar su población: se prevé que más de un millón de personas lleguen a una capital de medio millón, a un país de poco más de diez millones. La dimensión del evento, un reto para cualquier ciudad, es para Portugal una labor titánica.

En el parque de Eduardo VII de Lisboa, al final de la céntrica Avenida da Liberdade, los martillos y los andamios resuenan desde hace semanas. Frente a la enorme extensión, van apareciendo equipos de sonido, pantallas, pancartas y un panel con la cuenta atrás hasta el inicio de la JMJ, que también traerá al papa Francisco durante cinco días a la capital y sus alrededores. La sensación es de festival de música desinfectado, con el blanco de quirófano como color corporativo.

Y ese es el escenario pequeño, el de medio millón de euros, el que exigió “remodelar” (y cubrir) la fálica escultura de João Cutilieiro que culmina la plaza. Lo verdaderamente grandioso está a las afueras: otro palco que el propio papa tachó de ostentoso y cuyo presupuesto de construcción debió rebajarse de 4,2 a 2,9 millones de euros para obedecer el voto de austeridad que Francisco convirtió en marca de la casa. La diferencia es poca para un presupuesto de unos 80 millones que desembolsarán las arcas públicas. Cifra que los alcaldes de Lisboa y Loures justifican como una inversión en infraestructura urbana que quedará para el largo plazo, pero que a muchos portugueses no ha sentado nada bien.

Los detalles se van ultimando: esta semana se acabó de habilitar el hospital de Santa María, por si fuera necesaria asistencia médica para el papa, que, ante el calor previsto, ya ha pedido reducir su exigente agenda. En realidad, las temperaturas pueden ser más problemáticas para la ingente cantidad de visitantes, que improvisan acomodo: decenas de balcones y ventanas cuelgan carteles de acogida a peregrinos. Alrededor de 40.000 visitantes pernoctarán en más de 100 colegios y pabellones de la capital, también marcados con señas blancas. Otros tantos deberán pernoctar en las afueras; de cara a su llegada se ha trazado un plan de movilidad, con aparcamientos en puntos estratégicos (incluidos los estadios principales) que deberán acoger a unos 7.000 autobuses diariamente. Al menos 16.000 policías han reforzado los dispositivos de seguridad ya son notables en la capital, Cascáis, Loures o Fátima.

No solo Lisboa ha cambiado de cara; las fronteras del país, también. El pasado sábado se definieron 21 puntos fronterizos para control de documentos a lo largo de todo el límite entre Portugal y España (nueve de estos puntos, en Galicia). Los controles, que empezaron de manera no sistemática (alternando los puntos y en franjas horarias concretas) de mano de 200 agentes policiales, se han ido incrementando, ya con alrededor de 3.000 agentes, y se mantendrán hasta la medianoche del próximo lunes. Portugal considera que debe incrementar su vigilancia en un “contexto actual de amenaza”, y decenas de personas ya han sido interceptadas en estos registros adicionales.

Dos toneladas de trigo cedidas a las clarisas para fabricar un millón de hostias 

El evento papal es generoso también en curiosidades: este miércoles, la organización de la JMJ explicaba que los agricultores alentejanos cedieron dos toneladas de trigo a las hermanas clarisas del Monasterio del Inmaculado Corazón de María, en Lisboa, para elaborar un millón de hostias.

Poco a poco, el milagro organizacional también va obrándose en otros ámbitos: si hace un mes eran seis los sectores estratégicos que habían convocado huelgas con la intención de alterar la organización de las JMJ, en las últimas semanas los cuerpos de seguridad han desconvocado los paros, igual que los revisores y billeteros de tren, que llevaron el transporte ferroviario al caos. A lo largo de las últimas semanas, el Gobierno aceleró las negociaciones con médicos y enfermeros, que de momento no dan su brazo a torcer. Como ellos, también mantienen los paros los trabajadores de aeropuertos y personal de los colegios donde se alojarán los peregrinos.

El papa Francisco aterrizará en Lisboa el miércoles, cuando se reunirá con las principales autoridades gubernamentales y eclesiásticas lusas. El jueves oficiará distintos encuentros con los jóvenes peregrinos en Cascáis y celebrará la ceremonia de acogida en Lisboa, donde también pasará el día 4 para realizar confesiones y un Vía Crucis. El sábado viajará a Fátima y Lourdes, y el domingo concluirá los actos en la capital con una Santa Misa una multitudinaria ceremonia de despedida.