Amor y complicidad en la cena más relajada de los reyes en Mallorca

Martin Bastos LA VOZ

SOCIEDAD

La familia real, acompañada por la princesa Irene de Grecia, dejó a lo largo de la velada gestos de cariño y unión

07 ago 2023 . Actualizado a las 13:36 h.

Podría ser la típica imagen de la familia real de los últimos años de los reyes durante sus vacaciones en Mallorca. Don Felipe y doña Letizia con sus dos hijas, la reina emérita doña Sofía y la hermana de esta última, Irene de Grecia, saliendo a cenar en un restaurante de la capital. Todos en familia, distendidos y relajados. Sí, las instantáneas podrían recordar a las escenas de los últimos años, con la familia ya reducida. Pero en esta ocasión hubo algo especial. Quizás porque al margen del posado en la puerta del restaurante también se filtraron algunas imágenes que desvelaron la faceta más íntima y natural de los monarcas.

Sí, hubo gestos de complicidad, de cariño y de relax. Pero que respondían a la naturalidad del momento. No fueron para nada forzados. Y ahí, en el calor de la noche mallorquina se pudo observar a doña Letizia dirigiendo una mirada sonriente y tierna a don Felipe, de plena armonía e incluso admiración, mientras sostenía el brazo en la espalda del monarca. Había complicidad y amor. La reina, que resaltaba con su bronceado luciendo un precioso vestido naranja plisado, recibió del monarca otra sonrisa cómplice. No hacían falta las palabras. Las miradas románticas lo decían todo, lo que demuestra que, después de tantos años juntos, siguen manteniendo la chispa.

No fue el único gesto cómplice de la noche. Doña Letizia también estuvo muy atenta a la princesa Irene de Grecia, a la que no soltaba de la mano, en un intento de que se sintiera a gusto en todo momento. Y en una misma línea actuaron la princesa Leonor y la infanta Sofía con su abuela, doña Sofía. Las hermanas estuvieron en todo momento muy pendientes de la reina emérita, y esta también se lo agradeció. Ambas la ayudaron a caminar ofreciéndoles su brazo como apoyo.

La cena, a la que se le puede aplicar perfectamente los adjetivos de distendida y relajada, se celebró en un restaurante de la zona de Portixol, el Mía, regentado por el conocido chef Guillermo Cabo, un local especializado en pescado y ensaladas abierto recientemente al público. La familia real compartió mesa con el matrimonio Fruchaud.

La princesa Leonor y su hermana Sofía eligieron un look muy parecido: vestidos largos con estampados de corte étnico. Y tampoco faltaron las espardeñas, el calzado típico de la isla que han utilizado de forma recurrente estos días de asueto. La reina Sofía también eligió una vestimenta similar, con estampados, aunque de corte más clásico. Por su parte, Doña Letizia acompañó su vestido naranja con unas sandalias.

La cena fue el broche final a una jornada en la que el monarca concluyó su participación en la Copa del Rey Mapfre de Vela. Felipe IV, a bordo de la embarcación Aifos, consiguió alzarse con el segundo puesto de la regata. Y en la entrega de premios surgió otra de las anécdotas de la jornada. Don Felipe se entregó el trofeo de subcampeón a sí mismo. 

Estas vacaciones en Mallorca también están siendo especiales para la heredera al trono, ya que la princesa Leonor está apurando sus últimos días de descanso antes de incorporarse el próximo jueves, 17 de agosto, a la Academia Militar de Zaragoza, donde comenzará su formación como Dama Cadete. Empieza una nueva etapa en su vida, al igual que para la infanta Sofía, que este año cursará sus estudios en el internado de Gales en el que también estudió su hermana mayor.