La profunda borrasca que derrotó a Napoleón

SOCIEDAD

Fotograma del largometraje «Napoleón» dirigido por Ridley Scott y protagonizado por Joaquin Phoenix
Fotograma del largometraje «Napoleón» dirigido por Ridley Scott y protagonizado por Joaquin Phoenix

En junio de 1815 las condiciones meteorológicas jugaron un papel decisivo en la batalla de Waterloo

04 dic 2023 . Actualizado a las 13:18 h.

La influencia de la meteorología en la batalla de Waterloo que supuso la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte quedó reflejada en un capítulo de Los Miserables de Víctor Hugo. «Si no hubiera llovido la noche del 17 al 18 de junio de 1815, el porvenir de Europa hubiera cambiado».

En abril de 1814, tras la derrota en la Batalla de París frente a la Sexta Coalición, el emperador decidió firmar la abdicación y su exilio a la isla de Elba. Un año después escapó de la isla, regresó a la capital francesa y reanudó su enfrentamiento contra los aliados agrupados ahora en la Séptima Coalición que formaba Austria, Rusia, Gran Bretaña y Prusia.

El 18 de junio de 1815 se citó con ambos sus enemigos en Waterloo. Napoleón quería un enfrentamiento rápido contra las tropas del duque de Wellington primero y los prusianos dirigidos por el general Blücher después.

Para que su plan tuviese éxito debía evitar que ingleses y prusianos coincidieran en el campo de batalla. Para ello, la contienda debería comenzar muy temprano.

En la mente de Napoleón, la lucha con los ingleses debía empezar a eso de las 6 de la madrugada y no durar más de dos horas. Después podría concentrarse en los prusianos. La realidad fue otra.

Durante la madrugada del 17 al 18 comenzó a llover de forma muy intensa. Unas condiciones poco habituales para la época del año. Unos meses antes había explotado el volcán Tambora, en Indonesia, inyectando toneladas de partículas volcánicas a la estratosfera. La radiación solar se redujo y las masas de aire polar, típicas del invierno, rondaban las latitudes medias incluso en junio, alimentando profundas borrascas. Una de ellas se situó sobre el Reino Unido y el frente frío entró por Bélgica. Fue una noche muy desapacible en la que el propio Napoleón empezó a encontrarse mal y no pudo dirigir los preparativos.

El ataque empezó tarde cinco horas después de lo previsto. El tiempo había mejorado, pero los caminos estaban inundados. Un contratiempo para movilizar a miles de soldados. Los campos mojados inutilizaban los cañones, cuyos proyectiles rebotaban contra el suelo. Aquel retraso provocó justo lo que se quería evitar, que las tropas prusianas llegasen a tiempo al escenario de la batalla. Eso decantó la victoria del lado de los aliados.

La historia se repite en Normandía

En el éxito del desembarco de Normandía también jugó un papel fundamental la meteorología. En la primavera de 1944 la operación Overlord se diseñó con el objetivo de desembarcar a miles de soldados ingleses, americanos y canadienses en Francia. Las tropas alemanas conocían las intenciones de los aliados, así que no solo blindaron la costa francesa sino que llenaron sus playas de minas. Para evitar los explosivos, el desembarco tendría que realizarse en luna llena o nueva, con mareas vivas.

De esta forma solo había una ventana de oportunidad cada quince días. Una de ellas se abrió a comienzos de junio. El gran problema era la presencia de una borrasca profunda en el Atlántico norte. Con aquel parte, los nazis descartaron el desembarco para esas fechas. Sin embargo un grupo de meteorólogos ingleses y americanos, dirigidos por el noruego Sverre Petterssen, de la escuela de Bergen, donde nació la meteorología moderna, comenzaron a estudiar esa previsión mediante la técnica de análogos que consiste en analizar situaciones anteriores parecidas y ver qué sucedió al final.

Entre el 1 y el 5 de junio de 1944 estos científicos se encerraron para diseñar una previsión que acabaría siendo la más importante de la historia. La tensión no fue poca. No acababan de ponerse de acuerdo sobre la evolución del sistema de bajas presiones y el anticiclón de las Azores. Unos apostaban por la mejoría del tiempo y otros por la persistencia de la inestabilidad. Finalmente acordaron que el anticiclón ascendería hacia el norte y las condiciones mejorarían en el Atlántico el 6 de junio. Así se lo hicieron saber al general Eisenhower, que dio la orden de iniciar la operación esa misma madrugada. El desembarco en las playas francesas se completó con éxito y además permitió coger desprevenidos a los nazis. Dos borrascas muy parecidas en junio de 1815 y 1944 determinaron el porvenir de la historia.