Europa aprueba su ley más polémica: obligará a restaurar al menos el 20 % de los hábitats terrestres y marinos

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

OLIVIER MATTHYS | EFE

La normativa, condenada por asociaciones agrarias y la derecha europea, incluye un freno de emergencia si se merma la producción suficiente de alimentos para consumo

28 feb 2024 . Actualizado a las 11:06 h.

Es una de las directivas más importantes emanadas de Europa en el actual período legislativo, pero también se ha convertido en una de las más controvertidas hasta el punto de convertirse en un símbolo de la tensión entre la protección del medio ambiente y el sector agrícola. Después de meses de intensas negociaciones y casi dos años después de haber iniciado su recorrido, el Parlamento Europeo ha aprobado por mayoría absoluta la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE, que obliga a los Estados miembros a restaurar al menos el 20 % de sus hábitats marinos y terrestres de aquí al 2030; el 60 % para el 2040 y el 90 % para el 2050.

El objetivo es regenerar los ecosistemas degradados -más del 80 % de los hábitats comunitarios están en mal estado-, preservar la biodiversidad y mejorar la seguridad alimentaria.

Pero si esta es la filosofía, lo cierto es que la normativa se ha convertido en un duro enfrentamiento entre la derecha y ultraderecha europea y los socialistas, verdes y liberales. Los conservadores, encabezados por el líder del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber convirtieron la norma en un arma arrojadiza contra la agenda verde de la Comisión en busca del voto agrícola. Aseguraban que la ley amenaza la seguridad alimentaria y obligaba a los campesinos a ceder parte de sus tierras para preservar la biodiversidad, a la vez que compromete el despliegue de infraestructuras renovables.

Esta presión obligó a realizar algunas concesiones sustanciales durante las negociaciones del trílogo -Consejo, Parlamento y Comisión- que se han ratificado ahora. Lo primero, la ley se aplicará únicamente en un primer momento en las zonas que estén declaradas como Red Natura, que ya cuentan con protección ambiental. Y, lo segundo, en un guiño para los agricultores la ley incluye un «freno de emergencia» que permitirá suspender las medidas del reglamento hasta un año en circunstancias extraordinarias «si se merman en gran medida las tierras necesarias para una producción suficiente de alimentos para el consumo de la UE».

El texto ha sido respaldado finalmente por 329 votos a favor, 275 en contra y 24 abstenciones en Estrasburgo.

Para superar el controvertido escollo de la financiación y sacar adelante el texto también se acordó que la Comisión presente un informe sobre los recursos financieros disponibles a nivel comunitario, de las necesidades y, si procede, que haga una propuesta para aumenta la dotación en el presupuesto de la UE.

El ponente de la ley, el español César Luena, que calificó la jornada como día histórico. «Hemos aprobado la primera ley de Restauración de la Naturaleza de la historia. Pasamos de proteger y conservar la naturaleza a repararla. «Debemos dar las gracias a la comunidad científica -añadió- por luchar contra el negacionismo climático».

En una línea parecida se han pronunciado las principales asociaciones ecologistas, que aseguran que el reglamento «representa una oportunidad histórica para devolver la naturaleza a Europa».

 De acuerdo con lo pactado, los Estados miembros deben restaurar al menos el 30 % de los hábitats contemplados en la nueva ley (desde bosques, pastizales y humedales hasta ríos, lagos y lechos coralinos) para que pasen de un estado deficiente a uno bueno en el 2030. De acuerdo con la posición del Parlamento, los países de la UE deben dar prioridad a las zonas de la Red Natura 2000 hasta el 2030. 

Los Estados miembros también tendrán que adoptar planes nacionales de restauración que detallen cómo pretenden alcanzar estos objetivos.

Con vistas a mejorar la biodiversidad de los agroecosistemas, los países de la UE habrán de avanzar en dos de los tres indicadores siguientes: el índice de mariposas de los pastizales; la proporción de tierras agrícolas con características paisajísticas muy diversas, y las reservas de carbono orgánico en suelos minerales de tierras de cultivo. Además, deben tomarse medidas para aumentar el índice de aves comunes ligadas a medios agrarios, ya que estos animales son buenos indicadores del estado general de la biodiversidad.

Dado que la restauración de las turberas drenadas es una de las formas más rentables de reducir las emisiones en el sector agrícola, los países de la UE deben reparar al menos el 30 % de las mismas (como mínimo deberá rehumedecerse una cuarta parte), el 40 % de aquí al 2040 y el 50 % para el 2050 (donde habrá que rehumedecer al menos una tercera parte). El proceso de rehumidificación seguirá siendo de carácter voluntario para los agricultores y propietarios particulares.

La normativa también exige una evolución positiva de varios indicadores en los ecosistemas forestales y que se planten 3.000 millones de árboles más. Los Estados miembros también tendrán que convertir al menos 25.000 kilómetros de ríos en cauces libres y garantizar que no se produzca una pérdida neta de la superficie nacional total de espacios verdes urbanos y de cubierta arbórea urbana. También se deberá mantener madera muerta en los bosques para mejorar la biodiversidad de los ecosistemas forestales.