Los niños de barrios pobres hacen menos ejercicio que los de zonas residenciales

A. Torices COLPISA

SOCIEDAD

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El mayor sedentarismo de los menores desfavorecidos se traduce en un aumento significativo de las tasas de obesidad

15 mar 2024 . Actualizado a las 19:36 h.

La actividad física que realizan de forma regular los niños y adolescentes españoles está muy marcada por el entorno en el que viven y por los recursos socioeconómicos de su familia. Así lo certifica una investigación realizada en base a los datos del estudio Pasos de la Gasol Foundation, publicada por la revista Plos one, que deja claro que los chicos que residen en barrios pobres y mal urbanizados hacen menos ejercicio físico que sus homólogos de las áreas más pudientes y residenciales, lo que repercute en mayores tasas de sobrepeso y obesidad.

El análisis, realizado a partir de los datos proporcionados por unos 3.000 estudiantes de 8 a 16 años de todas las autonomías españolas, apunta a que los escolares más vulnerables están muy condicionados por el contexto en el que crecen y tienen una actividad física escasa debido a la falta de entornos caminables junto a su hogar o su colegio y a las dificultades de acceso a lugares e instalaciones en las que practicar deporte.

Los que residen en barrios caóticos o mal urbanizados dedican muchos menos minutos a la semana que sus compañeros de zonas privilegiadas a caminar, a jugar o a otras actividades físicas tanto moderadas como vigorosas, de las que la Organización Mundial de la Salud recomienda como deseable al menos una hora diaria. Cuando lo que se observa es el contraste de niveles socioeconómicos, queda claro que los chicos menos pudientes realizan una menor cantidad de práctica deportiva. Si se da la suma de ambos factores, espacios poco caminables y hogares pobres, el aumento del sedentarismo general es notable, sobre todo entre los menores de las ciudades.

El estudio Pasos 2022 mostraba un grado de actividad física general entre los niños y adolescentes españoles insuficiente, pues no llegaban al 30 % los que cumplían con los tiempos de ejercicio recomendados por la OMS y además la cosa iba a peor. Se notaba una caída del ejercicio físico respecto al 2019 de unos siete minutos diarios y unos 50 a la semana. Pero si la media ya era mala, el dato empeoraba notablemente cuando se ponía la lupa en alumnos de colegios de barrios modestos. El retroceso en el mismo tiempo de actividad física era del doble.

De hecho, el análisis de Gasol Foundation concluía que la falta de recursos familiares es un lastre general en todas las rutinas insalubres que explicaban el sobrepeso, como el abuso de las pantallas electrónicas, el sueño insuficiente, la alimentación deficiente o la falta de ejercicio, como lo demostraba el que los menores de bajos ingresos tuviesen siempre una prevalencia de entre cuatro y seis puntos más en todas ellas que los más pudientes. El efecto es que mientras entre los niños y adolescentes españoles la obesidad afectaba a un 11,6 % de media, entre los chicos más desfavorecidos alcanzaba el 15,4 %.