Seis de cada diez padres de menores agredidos sexualmente no saben cómo actuar

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SOCIEDAD

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Las llamadas a la línea de ayuda de la Fundación ANAR han crecido un 50 % en los últimos cinco años y hasta un 350 % en los últimos 15, y cada vez cuentan casos más graves

09 abr 2024 . Actualizado a las 05:10 h.

Casi ocho de cada diez menores agredidos sexualmente son víctimas de alguien de su entorno, la gran mayoría de veces de algún familiar. Y cuanto más pequeños, peor: el 92 % de los agresores de niños y niñas menores de nueve años son personas conocidas. A medida que aumenta la edad del menor, se incrementa el porcentaje de agresores desconocidos. Son datos de la Fundación ANAR de ayuda a niños y adolescentes en riesgo, hechos públicos este martes y extraídos de las llamadas recibidas en sus líneas de atención (900 20 20 10). Revelan, además, que hasta seis de cada diez progenitores no saben cómo actuar cuando se enteran de que sus hijos han sufrido una agresión sexual.

Los casos, lejos de menguar, aumentan, o por lo menos aumentan las peticiones de ayuda. Desde el 2008 —año que ANAR elaboró su primer estudio al respecto— han crecido un 353 % y en los últimos cinco años, un 50 %. Y esto teniendo en cuenta que «este es un fenómeno oculto y escondido en nuestra sociedad en el que prevalece el miedo y la vergüenza», tal y como recordó ayer durante la presentación del informe Benjamín Ballesteros, director técnico de la fundación.

La víctima tipo es una adolescente de entre 12 y 13 años, con bajo rendimiento escolar y a disgusto en el colegio, que sufre ataques reiterados. Los chicos, sin embargo, sufren más agresiones a edades más tempranas: aunque en la adolescencia el patrón se invierte, los adultos abusan más de los niños que de las niñas. En cuanto al perfil del agresor, es el de un hombre, mayor de edad y muy próximo a la víctima: la mitad de las veces, un miembro de su familia y en tres de cada diez, el propio padre o la pareja de la madre. Hasta un 20 % de los agresores son menores de edad y únicamente un 4,8 % son mujeres.

La fundación ANAR, que entre enero del 2019 y junio del 2023 prestó apoyo a 4.500 víctimas, precisó este martes que hasta nueve de cada diez llamadas recibidas se refirieron a agresiones y acosos sexuales. Reveló además que hasta un 3,1 % de los menores atendidos sufrieron grooming, es decir, peticiones de amistad en redes sociales o mensajes a través de Internet por parte de adultos con fines de satisfacción sexual. Además, un 2,2 % admitieron haber sido víctimas de difusión de fotos o vídeos íntimos sin consentimiento, un 1,3 % dijeron haberse visto involucrados en contenidos pornográficos y casi un 2 % aseguraron haber sido implicados en alguna forma de prostitución. Porque lo preocupante no solo es que se hayan disparado las llamadas de auxilio, sino que cada vez relatan episodios más graves y alarmantes.

El grueso habla de tocamientos o masturbaciones forzadas y un 11 % de besos no deseados, pero hasta un 20 % confiesa haber sufrido violaciones. De los más de 4.000 casos atendidos en los últimos cinco años, nueve de cada diez fueron asuntos de gravedad alta; uno de cada tres, abusos diarios; casi la mitad, ataques que se alargaron más de un año; y hasta el 70 % de las llamadas obligaron a movilizar medios con urgencia.

Además, el 30 % de las víctimas ni denuncia ni se plantea hacerlo, la gran mayoría frenadas por la reacción de quienes las rodean. «Seis de cada diez progenitores no saben cómo actuar —reveló ayer Diana Díaz, directora del teléfono y el chat de la fundación—. El 41,5 % no reaccionan, el 21,8 % tienen miedo a que sus hijos sean revictimizados y el 18 % directamente no les creen». Hasta un 10 % de los familiares culpan a la víctima y otro 10 % justifican al agresor. Cuando se rompe el silencio, en siete de cada diez casos el paso lo da la madre.