El narcisismo social deriva en enfermedad cuando la imagen es una obsesión

P. Mazo LOGROÑO / EFE

SOCIEDAD

Una mujer se toma una foto en una aeropuerto
Una mujer se toma una foto en una aeropuerto Thanaphum Tachakanjanapong

La presión de las redes y el uso de filtros han venido a incidir en algo consustancial a la vida en comunidad del ser humano

14 abr 2024 . Actualizado a las 19:51 h.

El narcisismo social es más un rasgo social que de personalidad, que puede llegar a convertirse en un trastorno patológico y hasta dañino si esta búsqueda del ser humano por encontrar una imagen perfecta y admirada en las redes sociales deriva en una obsesión, que llega a afectar a su entorno y a quienes le rodean.

Así lo explica el coordinador del Máster Universitario en Investigación Criminal de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Enrique Soto, quien, desde su campo profesional, analiza cuándo esta búsqueda de la perfección puede convertirse en un trastorno, sus consecuencias y los entornos laborales que favorecen este fenómeno social.

Los seres humanos, como personas que viven en comunidad y se relacionan con los demás, siempre han intentado dar una determinada imagen en su entorno, sostiene este especialista. Lo que ha cambiado, subraya, es la llegada de las redes sociales, que han multiplicado las posibilidades del ser humano de ofrecer una imagen determinada, sobre todo, hacia aquellos destinatarios, conocidos o no, a los que se muestra esa apariencia, que se ha convertido en algo «esencial».

Igualmente, hay personas con creencias infladas de superioridad, que requieren de una continua validación externa, explica Soto.

Cuando estas situaciones de grandeza y admiración de la persona llegan afectar a su identidad, a su capacidad de adaptación, a su entorno, e, incluso, producir daño en quienes le rodean, entonces «sí que puede ser patológico y dañino», advierte este especialista.

Filtros para cambiar la cara

Ello se complica más —asegura— en el caso de los más jóvenes y adolescentes, que «están madurando fisiológicamente y, al mismo tiempo, están construyendo su identidad». «Muchos jóvenes —subraya— llegan a utilizar filtros informáticos para mejorar su imagen o alterarla, a fin de conseguir determinados objetivos en términos de admiración o de importancia», lo que cree que es «una distorsión». También hay profesionales, añade, que, con tal de hacer valer la importancia que se arrogan, pueden llegar a producir daños en los demás.