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Preocupación entre el sector vitícola por el nuevo cierre de la hostelería

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

Martina Miser

Las bodegas temen que la pandemia se deje sentir en la campaña de Navidad

12 nov 2020 . Actualizado a las 09:54 h.

Buena parte de la hostelería gallega se ha visto, de nuevo, obligada a cerrar sus puertas. Y ello ha dejado sin uno de sus principales clientes a sectores productivos de Galicia. Entre ellos, el del vino. En las cinco denominaciones gallegas se mira con preocupación e incertidumbre al futuro, no solo por las repercusiones que la pandemia está teniendo ahora mismo sobre las ventas de las bodegas, sino también por las que puede ocasionar si, por ejemplo, frustra la próxima campaña navideña, una de las más importantes del año para el sector vitícola gallego. Y es que de esta crisis no se salvan ni las exportaciones, paralizadas también en muchos países de Europa por los confinamientos y restricciones del covid-19.

Rías Baixas, la denominación más grande de Galicia, tiene una exposición de 72 % al canal horeca. O Ribeiro, la siguiente región vitícola en importancia, del 65 %. Con estas cifras en la mano no es de extrañar que las bodegas tiemblen cada vez que se habla de restricciones que afectan al sector hostelero. Sus peores presagios se han cumplido y, aunque no hay un nuevo confinamiento, sí que se han cerrado las puertas de bares y restaurantes. «Esta é unha cuestión preocupante para o noso gremio, que está moi ligado ao sector da hostalería», explica José Manuel Rodríguez, presidente del consello regulador de la Ribeira Sacra. «Damos o noso apoio total á hostalería, porque é o noso escaparate e onde se vende gran parte do viño do Ribeiro», asegura Juan Manuel Casares, presidente de O Ribeiro. Reclama ayudas para los hosteleros, pero también para todos los proveedores que ven peligrar sus ventas en cuanto bares y restaurantes echan el cierre. «Cada bar que pecha hai unha adega detrás que o está pasando mal», resume. «A situación é complicada. Desde esta denominación só podemos apoiar aos hostaleiros, pero a xente está desmoralizada porque non pode traballar e para nós son un punto de apoio fundamental», añade Lara da Silva, presidenta de Monterrei.

Repercusiones en las ventas

Todas las restricciones que se están aplicando para frenar el avance de la pandemia tienen sus repercusiones en las cuentas de resultados de las bodegas gallegas. Durante las diez semanas de marzo a mayo que la economía estuvo completamente paralizada, las ventas cayeron entre un 30 y un 40 %, dependiendo de la denominación de origen. Por fortuna, la situación se recuperó notablemente entre junio y agosto, lo que provocó que las bodegas pudieran recuperar parte de lo perdido y que ya no se hablara de una caída global de ventas del 30 %, sino de entre el 8 y el 12 %. Pero llegó el mes de septiembre y, con el nuevo azote de la pandemia, la situación se recrudeció. Los peores temores del sector vitícola se cumplieron la pasada semana, cuando se anunció de nuevo el cierre de la hostelería en las siete ciudades gallegas y en algunos de sus principales municipios. «Durante dous meses só puidemos vender en alimentación, despois recuperouse a situación e agora volvemos ao mesmo, a ver o que pasa», relata el presidente de Valdeorras, José Luis Pando.

Es cierto que muchas han sido las bodegas que se han buscado un hueco en la alimentación, donde las ventas de vino han crecido notablemente, o a través de plataformas online. Pero también lo es que esos incrementos no compensan las pérdidas que se registraron en los demás canales, como bares y restaurantes.

Tampoco en esta ocasión se puede recurrir a la exportación, pues las ventas en otros países son también muy irregulares. «En exportación estamos en mínimos. Os principais países, que son Reino Unido e Estados Unidos tampouco están moi ben», añade Pando. «Es cierto que no está todo totalmente cerrado en todos los países. Puerto Rico o México siguen abiertos, pero en Europa las cosas están más complicadas», añade Ramón Huidobro, gerente del consello regulador de Rías Baixas.

Los consellos reguladores confían en que las medidas que ahora se están tomando permitan, por lo menos, salvar la campaña navideña. «Pereferimos ser optimistas e pensar que estas medidas están tendo efecto e que nos van permitir salvar a campaña de Nadal, que os comercios e restaurantes estean abertos entón», sostiene Rodríguez.