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El Xallas se desborda e inunda fincas de Mazaricos y Dumbría: así se ve desde un dron

AGRICULTURA

Vecinos de algunas aldeas mazaricanas tienen el agua a escasa distancia de sus granjas

04 nov 2023 . Actualizado a las 11:23 h.

Con casi 1.300 hectáreas de superficie repartidas por los municipios de Mazaricos, Dumbría y Zas, el de A Fervenza es uno de los embalses más grandes de Galicia. Una enorme extensión de terreno que estos días está al 93 % de su capacidad, con 96 de sus 103 hectómetros cúbicos completos.

Una circunstancia que está propiciando que Xeal, la empresa que explota su aprovechamiento hidroeléctrico, abra las compuertas de una presa que evacúa miles de litros de agua por segundo. Una circunstancia que, unida a las fuertes lluvias caídas durante las últimas semanas, está provocando el desbordamiento del río Xallas que ha inundado ya docenas de fincas a ambos lados de su cauce.

«No noso caso, temos mais de catro hectáreas que levan unha semana debaixo da auga. Estaban sementadas con herba pero supoño que a semente afogaría e que haberá que volver a traballala. Entre o que leva chovido e a auga que bota a presa isto parece un inmenso lago», apunta un vecino de la parroquia de Corzón, en la parte izquierda del cauce donde, cientos de metros río abajo también sucede los mismo a los propietarios de Colúns. Por la derecha, quienes ven como sus fincas se anegan son los vecinos de aldeas como O Couquiño, Olveira o Olveiroa que, en algunos casos, tienen el agua a escasa distancia de sus granjas.

«Non é a primeira vez que chega xusto á porta da explotación. Ben é certo que agora parece que vixían moito mais o caudal e incluso avisan cando van facer unha apertura imprevista da presa. De todos xeito, co que leva chovido, ainda que non houbera presa, esto estaría todo encharcado», apunta un ganadero. Este señala que la situación puede ir todavía a peor, a tenor de las previsiones para los próximos días.

Por lo de pronto y, aunque sobre el terreno cuesta hacerse una idea de la actual situación, las imágenes tomadas desde un dron dan una idea de la gravedad de un problema que, al menos de momento, tiene más posibilidades de empeorar que de mejorar.