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La agricultura local triunfa en Vilalba: «A xente pedía tomate en febreiro, iso non é o noso»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

AGRICULTURA

Iván Díaz Souto y Mar Trastoy, integrantes de A Estruga, están satisfechos de la experiencia de vender dos días por semana en Vilalba.
Iván Díaz Souto y Mar Trastoy, integrantes de A Estruga, están satisfechos de la experiencia de vender dos días por semana en Vilalba. PALACIOS

Miembros de A Estruga acuden dos días por semana a la plaza de abastos

20 ene 2024 . Actualizado a las 20:12 h.

Patata agria y kennebec, nabos, grelos, nueces... Son algunos de los productos que se podían comprar este viernes en la plaza de abastos de Vilalba, con la particularidad de que se habían cultivado en el municipio y de que los vendían directamente los cosechadores. A esas mercancías, habituales en cualquier mercado, se les añadía un toque particular con la presencia de salvia, planta entre cuyos muchos variados usos está el gastronómico y que también procedía de fincas cercanas. Esa apuesta por el producto local es uno de los rasgos de la plaza de abastos de Vilalba, que si no destaca por la abundancia de puestos, sí tiene un perfil muy claro.

En esa especialización por productos de la agricultura cercana tiene un papel decisivo un colectivo como A Estrugaformado por productores de la zona (de Vilalba y de Xermade). Los criterios de la asociación se apoyan en la agroecología, un concepto que quiere ir más allá de la agricultura ecológica en su apuesta por un modelo sostenible.

Los productos citados en el primer párrafo están en plena temporada (así ocurre con los grelos) o son existencias procedentes de la última cosecha (así pasa con las patatas). Lo que resulta un propósito firme en los integrantes de A Estruga, que hace ahora un año empezaron a vender en la plaza de abastos de la capital chairega, es la apuesta por el producto de temporada. «A xente pedía tomate en febreiro. Iso é imposible, non é o noso», explicaba este viernes Iván Díaz Souto, productor residente en la parroquia de San Simón da Costa.

Educar al consumidor

Para los amantes de hortalizas y de verduras en general, ahora es momento de comprar repollo o brécol si se eligen productos cosechados en la Terra Chá. «Hai que educar á xente a comer produto de temporada», subrayaba este agricultor. Dentro de varios meses venderán tomate, pimiento o calabacín, que tendrán, como lo que ahora llevan al mercado vilalbés, la garantía de la proximidad y del poco tiempo transcurrido en el viaje del campo a la mesa.

Por ejemplo, los grelos que se venden se recogen la víspera, con lo que se le da al comprador un aliciente que no encuentra en las grandes superficies, como recalcaba Iván Díaz Souto. «É un pouco a nosa baza», decía. Por otro lado, que la mercancía sea un poco más cara que la que se vende en otros lugares no parece suponer un freno para llegar a los consumidores, a quienes se intenta convencer, sobre todo, por la calidad del producto. «Non é o mesmo», insistía el agricultor.

La presencia en la plaza de abastos de Vilalba es consecuencia del interés de los miembros de A Estruga por acercarse al comprador que vive cerca de donde se cultivan los productos, de igual modo que el Concello expresó a comienzos del 2023 la intención de que el mercado fuese un espacio donde se diese cabida a la agricultura local.

La sensación de los integrantes de A Estruga es satisfactoria doce meses después. Mar Trastoy, agricultora de la parroquia de Lanzós, decía que la experiencia merecía la pena, mientras que Iván Díaz Souto admitía que los compradores estaban ya plenamente adaptados al régimen de venta de los vendedores y que acudían a la plaza uno o dos días por semana, en función de sus necesidades.

Integrantes que se turnan llevando unos la mercancía de otros

Los vendedores que acuden a la plaza de abastos de Vilalba son ocho, pero no van todos a la vez. Se turnan en acudir, lo que supone un ahorro de tiempo que se invierte en el trabajo en el campo. Este viernes, por ejemplo, estaban Iván Díaz Souto y Mar Trastoy. «Iso facilítache moito o traballo», afirmaba el primero. El dinero de la venta de los productos no se divide sino que corresponde a quien los ha cosechado, esté o no presenté en el mercado. La experiencia de venta en Vilalba es la única que por ahora ha puesto en marcha A Estruga, sin que en el horizonte más inmediato haya planes de ampliación. «Non temos mercadoría para moito máis. Somos pequenos», reconocía Iván Díaz Souto.