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La Eurocámara sugiere incluir al bacalao del Báltico y a la merluza entre las especies amenazadas

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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El representante de la Comisión Europea aplaudió la opinión de la belga Caroline Roose para hacer frente a la «crisis de sostenibilidad» actual

01 dic 2022 . Actualizado a las 04:46 h.

No hace ni una semana que Javier Garat, secretario general de Cepesca, la patronal de la pesca española, advirtió de lo peligroso que era el atajo que las entidades conservacionistas han encontrado a través la Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) para puentear a las organizaciones regionales de pesca (ORP). Que lo que ha ocurrido con la quenlla, que acabó en el saco de las especies protegidas y comercio controlado con el único aval de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), organización netamente conservacionista y, por tanto, escorada hacia la sostenibilidad medioambiental, podría acabar aplicándose al atún o al bacalao.

No andaba tan desencaminado. Y es que un informe de opinión del Comité de Pesca de la Eurocámara, del que ha sido ponente la eurodiputada belga Caroline Roose (Verdes-ALE), sobre la propuesta de la Comisión Europea para restaurar la naturaleza, plantea incluir el bacalao del Báltico o la merluza europea, entre otras variedades comerciales como la anguila, en la lista de especies amenazadas e impedir o limitar su captura para restaurar su hábitat y, en un futuro, disponer de un mayor stock.

Una postura que comparten no pocos eurodiputados, que ayer mostraron su apoyo a Roose para atajar la «crisis de sostenibilidad», en palabras del representante de la Comisión Europea, que incidió en la necesidad urgente de restaurar la biodiversidad.

El foco que los eurodiputados alemanes y holandeses pusieron en la seguridad alimentaria, en la necesidad de que las decisiones en materia pesquera se tomen en el marco de la política común pesquera y en el «error garrafal» de querer entorpecer la actividad pesquera, en palabras de Bert Jan Ruissen, no hicieron mella en el discurso de la Comisión Europea que considera que protegiendo el 30% de la superficie marina y protegiendo las especies en situación crítica contribuye a preservar esa garantía alimentaria y a generar más recursos precisamente para la actividad pesquera.

Interferencias

Sobre la interferencia de las instituciones ambientales en decisiones que deberían ser netamente pesqueras habló el eurodiputado gallego Francisco Millán Mon. En el debate sobre los resultados de la última cumbre de la Iccat (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico) criticó que hayan sido las autoridades medioambientales las que han adoptado decisiones sobre la pesca de marrajo y tintorera, una tendencia que calificó de «preocupante».

Millán recordó que la política pesquera no es una simple subárea de la política medioambiental, sino que tiene una especificidad propia que se tiene que defender: «La política pesquera debe atender a la triple dimensión medioambiental, económica y social, así como a los aspectos cada vez más relevantes de seguridad alimentaria», subrayó.

El eurodiputado del PPE también tiró de las orejas al grupo de revisión científica de la UE cuando el 13 de septiembre pasado decidiese prohibir el desembarque e importación del marrajo dientuso capturado en el Atlántico sur —en el norte ya está vedado— cuando la Iccat ha acordado medidas de regulación, pero no una prohibición de pesca.

Así, instó a los Estados miembros a corregir su decisión y reevaluar su «dictamen de extracción no perjudicial», puesto que ya hay medidas adoptadas en el seno del Iccat, «por lo que el razonamiento de las autoridades CITES europeas, que aducían una falta de gestión, ya no se sostiene».