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La inflación pasa factura a la conserva: cae el consumo y, por primera vez en años, la exportación

e. abuín DACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Martina Miser

La transformación augura una retracción del empleo en el 2023

01 abr 2023 . Actualizado a las 01:34 h.

La industria de transformados del mar facturó el año pasado más, pero vendió menos. Eso no estaría mal si no fuese porque esos mayores ingresos se han destinado a alimentar al monstruo de la inflación, que ha comido cancha al consumo y ha dado un mordisco al volumen de exportación, que ha caído «por primera vez en muchos años», advirtió Roberto Alonso, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescado (Anfaco-Cecopesca).

Con todo, la agrupación, que recalca que su representatividad trasciende a la conserva para englobar a otras empresas de la cadena mar-industria, considera que ha capeado más bien que mal el temporal provocado por un entorno «inestable y complejo» marcado por esa inflación que ha retraído el consumo. Se han abierto nuevos mercados —incluso en Asia y Oceanía— , han seguido siendo competitivos, han mantenido empleo...

Pero el escenario que tienen ahora mismo por delante no alienta al optimismo. Alonso presagia que en el 2023 habrá «una retracción en la contratación» de personal, precisamente por esa caída del consumo. Por un lado, porque «no se puede seguir produciendo contra stock» y, por otro, por las trabas añadidas que está creando el Ministerio de Trabajo con la nueva interpretación que da a los contratos fijos-discontinuos, una categoría que prácticamente nació en la industria conservera, que trabaja por campañas, y que ahora no encaja porque se las obliga a convertirlos en fijos. «No podemos tener a personas con los brazos cruzados» fuera de esas temporadas, apuntó el secretario general de Anfaco.

Medidas de apoyo

Con la producción de conservas cayendo un 7,6 % —por más que en valor se haya crecido un 5,7 % hasta alcanzar los 1.700 millones de euros— y la contracción de la exportación en un 1,67 % —aunque la facturación subió un 10,73 % hasta alcanzar los 1.260 millones— es preciso, a juicio de la industria, tomar medidas que protejan a este sector industrial. Soluciones que pasan, según Roberto Alonso, por incentivar el consumo, garantizar el equilibrio en los acuerdos comerciales, asegurar el abastecimiento de materia prima y, sobre todo, seguridad jurídica.

Lo de vigilar los pactos de comercio viene a cuento de que Bruselas ha reabierto las negociaciones con Tailandia, el primer productor del mundo de conservas de atún, rival directo de las españolas, que juega con unas normas muy distintas y que, si se retira el arancel sería «capaz de inundar el mercado comunitario de latas de la noche a la mañana», según Alonso. No ganarían en calidad, pero en un escenario como el actual, en el que la inflación ha cambiado las prioridades de compra, sería un desastre. Por eso piden a Bruselas que se retire el atún de las negociaciones. Y, de paso, que empiece a poner coto a otras categorías de imitación para no tener que competir con referencias como el atún vegano, «que no existe; no es atún».

En lo que respecta al abastecimiento de materia prima, la industria conservera se refirió a la negociación de los próximos contingentes arancelarios de atún. Disponer de volumen suficiente de producto para procesar es garantía de empleo. Por eso reclaman un aumento de la entrada de atún asiático sin arancel hasta las 55.000 toneladas. Asegura Alonso que eso no mina la competitividad de la flota comunitaria y genera valor añadido. Y quizá haya que ampliarlos para el mejillón. La industria necesita bivalvo de tamaño mediano y grande que no encuentra en Galicia a pesar de la apuesta que, según Alonso, siempre ha hecho la conserva por el mejillón gallego.

Retirada del IVA y del impuesto al plástico

El consumo de conservas no es ajeno a las tendencias que la subida desbocada de la inflación en los alimentos ha provocado en los hábitos de compra. En general, la compra de estos productos ha caído un 8,5%, pero se nota de manera especial en las variedades gourmet y en los productos menos básicos. Para frenar esa tendencia, Anfaco reclama la bajada o retirada del IVA a los productos de la pesca y de la acuicultura en todas sus categorías.

A afrontar esta deriva inflacionista ayudaría también la retirada del impuesto al plástico, esos 0,45 euros por kilo, que España, a diferencia de otros países de la UE, se ha empeñado en aplicar en un momento que no es precisamente el más oportuno.

Otra de las demandas es que se incluya a la transformación en el PERTE agroalimentario. Aunque le consta que en eso está trabajando el Gobierno con Bruselas.