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La flota de Burela consigue pruebas científicas de que su pincho apenas daña el fondo

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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PEPA LOSADA

Usará los datos para pedir una exención y faenar en las 87 áreas vedadas

28 mar 2024 . Actualizado a las 09:04 h.

Cuando la Comisión Europea publicó en septiembre del 2022 el reglamento de ejecución que prohibió la pesca con artes de fondos entre los 400 y los 800 metros en 87 áreas salpicadas por el Atlántico porque hay o podría haber ecosistemas marinos vulnerables (EMV), la flota del pincho se revolvió indignada. Se le prohibía faenar con esta modalidad de pesca sin mediar datos científicos o evidencias de su acción nociva sobre esos corales, esponjas, gorgonias y plumas que hay o puede que haya en esas zonas. Tenía informes sobre el arrastre, sí, pero no sobre si el palangre de fondo impactaba o podía impactar en esos espacios vulnerables o posiblemente vulnerables. Y, pese a todo, fue esa información la que empleó para expulsar de esas 87 áreas tanto al arrastre, como al enmalle y al palangre, además de dragas, nasas y almadrabas.

Esa falta de estudios científicos fue uno de los argumentos que empleó la flota del pincho de Burela para sustentar su recurso judicial contra la decisión de la Comisión. Pero como la Justicia —y menos la comunitaria— no es lo que se dice rápida, la Organización de Productores de Burela (OPP 7) se lanzó a cubrir esa laguna de información científica para tratar de sortear esa prohibición. Lo hizo a través del denominado proyecto Ispamer, dirigido por los investigadores del equipo Pescasost del Centro Oceanográfico de Vigo (IEO-CSIC), y en el que han participado siete pincheiros de Burela.

Los resultados de esa primera prospección demuestran «el nulo impacto del palangre de la merluza en los fondos marinos», explica la OPP 7 en un comunicado. Ocurre que aunque se denomina palangre de fondo, el método que emplean los pincheiros de Burela es un palangre demersal o semipelágico, que está dirigido a la merluza adulta «y tiene contacto parcial» con el fondo marino», recoge el informe.

Es distinto del que se emplea para capturar congrio o bacalao, explica Sergio López, gerente de los productores de Burela. Precisamente porque se dirige a la merluza, que es una especie demersal (que está en la columna de agua) y no bentónica, el palangre «no es de línea tendida en el fondo, sino que tiene contacto parcial con el lecho» a través de una serie de pesos que se distribuyen a lo largo de su extensión configurando una W, siendo solo los ángulos inferiores los que tocan el fondo.

Más pelágico que de fondo

«É a primeira vez que el IEO identifica e describe como é o palangre que usa a nosa flota», refiere López. Como también es la primera vez que se documenta el impacto de ese aparejo sobre las especies vulnerables por las que fueron expulsados de 87 zonas.

El informe recoge los resultados obtenidos en quince mareas de siete pincheiros en los meses de noviembre y diciembre del 2023. En cuatro buques la observación fue física y se siguieron 132 operaciones de pesca en las que se calaron 431.565 anzuelos. En todos esos lances seguidos a bordo —en los que se capturó sobre todo merluza— se subieron 55 organismos bentónicos, de los que 10 se correspondían con alguna de las especies vulnerables que se pretenden proteger con las vedas, pero en algunos casos eran esqueletos de ejemplares muertos ya desgastados, un trozo de coral reciente que traía agarrado una centolla y unas plumas que llegaron enrolladas. Y casi lo mismo ocurrió con la observación electrónica: unos cuantos moluscos, otros pocos equinodermos, piedras y mucho coral muerto y desgastado. También se vieron 10 plumas, pero con «una tasa de bycatch por número de anzuelos extremadamente baja».

La información se completará con una segunda parte del proyecto a partir de abril

Los resultados del proyecto Ispamer ya están en manos de la Administración española. La OPP de Burela se los ha hecho llegar porque es la única vía que los productores tienen para transmitirlos al órgano de asesoramiento científico de la Comisión Europea: el ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar).

Además, esa información es solo una primera parte, pues la intención de los productores es continuar recabando datos en una segunda parte del proyecto que arrancaría en abril. Seguiría la misma metodología que el realizado en la última parte del año pasado, pero está previsto observar un número mayor de lances para apuntalar el estudio. Todo con el objetivo de «demostrar que o noso palangre non ten impacto e pedir unha exención da norma que permita ao pincho a pesca nas áreas vedadas, como ocorre con outras artes de pesca, como o arrastre peláxico», explica Sergio López.

Este explica también que la organización solicitó poder realizar el estudio en las 87 vedas, pero «non tivemos resposta». Así que lo que hicieron fue realizar parte de esas mareas en áreas que posiblemente se cerrarán en cuanto haya una revisión de los espacios marinos vulnerables.

Julio Valeiras, el científico del IEO que ha dirigido el proyecto, reconoció el esfuerzo importante de la OPP 7, así como «del equipo de observadores a bordo y analistas de vídeo implicados para obtener la primera aproximación con datos de observación científica de la captura accidental e impacto del palangre de merluza sobre los fondos en caladero comunitario».