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Leticia y Marcos, unidos en el amor y por su trabajo en su barco de pesca

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Leticia Vázquez, con su marido Marcos Martínez, trabajan juntos en el Uru Dous y ella es la única mujer enrolada en la pesca de bajura en Sanxenxo
Leticia Vázquez, con su marido Marcos Martínez, trabajan juntos en el Uru Dous y ella es la única mujer enrolada en la pesca de bajura en Sanxenxo CAPOTILLO

La única mujer enrolada en Sanxenxo: «Volver á terra custaríame moito»

24 sep 2023 . Actualizado a las 19:41 h.

Leticia Vázquez (Meis, 32 años) se siente bien a bordo de su pesquero y luchando contra todos los estereotipos habidos y por haber. Es una pionera en muchos sentidos. Hay más mujeres que trabajan en el sector pesquero en el puerto de Sanxenxo, pero Leticia es la única que se sube a su barco, el Uru Dous, y, además, va con su marido, Marcos Martínez (Sanxenxo, 37 años) a faenar a la ría de Pontevedra. «Son moi consciente de que neste sector hai poucas mulleres», explica la protagonista.

Marcos tiene experiencia en el mar, donde trabajó muchos años con su padre en el Tajamar II hasta que su progenitor se jubiló hace un año. Entonces tuvo que decidir qué hacer y aquí Leticia fue fundamental para seguir en la pesca. «Cando decidimos comprar o barco o ano pasado, que eu fose ao mar era algo que xa tiñamos falado para non contratar a outra persoa, porque así ven para casa o beneficio», señala ella.

Para Leticia todo era nuevo. Para empezar, su familia está más vinculada a la agricultura. Además, su experiencia laboral era la hostelería y una panadería. «Para min o mar antes era a praia en verano e xa», comenta.

Una profesión modernizada

«Falámolo, porque como el xa tiña a tradición, quixemos probar», resalta. Marcos apoyó la idea desde el principio, pero en la familia no todo el mundo veía bien que una mujer sin experiencia previa, se enrolase en un barco profesional de pesca. Apunta Leticia: «Á miña nai non lle gustou moito a idea, porque o asociaba a que é perigoso. Eu xa lle digo que podo saír un día co coche e levar un golpe». ¿Cambió de opinión al pasar el tiempo? «Non lle queda outra e creo, ademais, que se tivese que volver a terra agora, custaríame moito». Marcos también defiende el carácter moderno de su profesión: «Esa mala imagen del mar está ahí metida en la sociedad. Es algo antigua, pero hay que explicar que hoy en día en el mar se gana dinero y se trabaja como en cualquier otro sitio».

A Leticia no la echó para atrás ponerse a estudiar a su edad. Pasó los cursillos de marinero pescador y formación básica, que son las titulaciones que se exigen para trabajar profesionalmente en la pesca. El primero lo hizo en A Illa y el otro en Arcade. Incide en que la burocracia hizo que fuese «complicado» conseguir lo títulos, por el coste que supone y porque no hay muchos lugares donde poder cursarlos.

Esta marinera sonríe cuando se le pregunta por cómo fue el principio. «Os primeiros días os turistas facían como que lles sorprendía e me miraban. Eu comecei a traballar no mar ao principio deste verán», resalta. Los dos van a la lonja a Portonovo Marcos explica que quiere que Leticia aprenda cómo se vende el pescado y luego se turnarán.

Un futuro en el mar

Esta marinera cree que hay algunas cuestiones que sí harían falta cambiar en Sanxenxo, principalmente mejoras en las infraestructuras para el sector y más seguridad nocturna en verano. «Fan falla as casetas, estaría moi ben poder traballar abrigado, poder chegar do mar e cambiarse nun sitio a cuberto, porque se chove estamos á chuvia e non ter que subir así ao coche estaría ben», precisa. También pide «que a xente de noite non poida baixar aos barcos» y más mano dura contra los vándalos.

Por lo demás, este matrimonio orienta su futuro al mar. «Se da para seguir, a nosa intención é esa», concluye Leticia y anima a más mujeres a sumarse a la bajura.