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Los «gadgets» para llevar puestos dejan de utilizarse a los seis meses

Michael Mcloughlin / Colpisa MADRID

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La tecnología para vestir aguarda el momento de convertirse en una moda

27 ene 2015 . Actualizado a las 02:51 h.

En el sector de constructores móviles hay una expectación innegable por que Apple, uno de los líderes indiscutibles de gremio, concrete el lanzamiento de su reloj inteligente. Algo que parece que ocurrirá a finales de este curso. Muchos auguran que el gadget de la factoría Cupertino, del que se lleva hablando dos largos años, ayudará a sentar las bases para que la tecnología vestible inicie el camino para convertirse en una moda de masas, tras la entrada de Android Wear, una versión del sistema operativo móvil más utilizado del mundo. «No parece que aún se haya dado con la tecla para convertirse en algo masivo», opina Jorge Lang, director de innovación de Intel para Europa del Sur. «Ahora mismo no hay aún casi ningún producto que sirva, por así decirlo, para todo y la mayoría se reparte en mercados verticales, como el deporte o la salud personal», añade. Para subirse a este tren, el fabricante de chips pondrá en juego Edison, un pecé del tamaño de una tarjeta microSD. «Los wearables (tecnología para vestir) serán una gran puerta de entrada para el Internet de las cosas. Serán la llave para que los usuarios puedan interactuar, por ejemplo, con un edificio conectado en lugar de ver simples muros», augura Lang. Muchos confían en que estos productos den forma a la próxima gran revolución tras el smartphone. Solo falta echar un vistazo a previsiones como las de Juniper Research, que calcula en el 2018 se colocarán 130 millones de estos accesorios. Sin embargo, el presente parece plantear dudas. La firma Forrester predice que al menos ocho de cada diez de productos de esta primera generación de vestibles fracasarán. Sin utilidad concreta Según otro estudio, este de Endeavour Partners, uno de cada tres consumidores de EE. UU. se ha olvidado de estos complementos tecnológicos medio año después de su compra. Uno de los motivos es que no se terminan de asociar a una utilidad concreta y por ello no responden a las expectativas creadas en el momento de la compra. En el caso del análisis de CCS Insight, la cifra de personas que guardan estos aparatos al poco de adquirirlos se eleva al 40 %. «Creo que trabajar el diseño y los materiales es fundamental para mejorar estos registros. Hay que crear algo que encaje en el día a día de las personas», cuenta Sridhar Iyengar, cofundador de la firma californiana Misfit Wearables. «Además de que el público objetivo es aún reducido, tanto a un eventual iWatch como a otros le faltan varias generaciones para saber si se convertirán en dispositivos de uso masivo», augura Jesús Gorriti, director del estudio Fjord en Madrid. «El dispositivo por sí mismo no tiene la capacidad de cambiar comportamientos. aSi llevabas un vida saludable, es una forma de validar y visualizar esta inversión que haces en el cuidado de tu cuerpo. Si no la llevas, es como apuntarte al gimnasio y no ir», agrega. Este experto asegura que «el gran salto» se producirá cuando todos estos sensores tengan la capacidad «para cargar su batería con el movimiento corporal» Las gafas de realidad aumentada de Google han sido las grandes protagonistas de esta nueva familia de máquinas, a pesar de que en la última conferencia I/O organizada por el buscador no aparecieron en sus principales actos.