Nos hemos malacostumbrado. Durante la primera década de este siglo salimos a una revolución por año, a veces más. El MP3, las tiendas de música y aplicaciones, las pantallas planas, la iluminación led, las interfaces táctiles, los microordenadores (netbooks, barebones), los ultraportátiles, los e-books, los televisores inteligentes, la mensajería instantánea... Pensamos que es posible seguir en esta dinámica y esperamos que los fabricantes de tecnología de consumo nos vuelvan a sorprender igual que hacía Steve Jobs en sus famosas keynotes, donde todo era inesperado excepto su atuendo de zapatillas deportivas, vaqueros y polo negro de cuello de cisne. Pero estamos en el 2017 y hasta a la compañía de la manzana le cuesta volver a encontrar la senda de la innovación.
Samsung, primer productor mundial de smartphones y de pantallas, ya sea para dispositivos móviles o para televisores, ha presentado el panel ultrapanorámico del Galaxy S8 como una gran novedad. Pero este formato es muy parecido al que emplea LG en el G6, anunciado en Barcelona hace un mes. La idea de utilizar el teléfono como si fuera un ordenador, conectado a un monitor externo, la propuso primero Microsoft con su proyecto Continuum (Asus también lanzó el Padfone, un móvil que se integraba dentro de una tableta de 10 pulgadas). Y Samsung Connect, una aplicación para manejar todos los dispositivos conectados del hogar, hace exactamente lo mismo que la app Casa de Apple.