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La inteligencia artificial avanza en su capacidad para interpretar sentimientos

michael mcloughlin MADRID / COPLPISA

OCIO@

PAUL HANNA | Reuters

IBM desarrolla sistemas que detectan las emociones y actúan en función de ellas

10 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El deporte es pasión y sentimiento. Sensaciones que se reflejan en las gradas, donde miles de almas sufren, se cabrean, disfrutan y hasta lloran. Ahora, la tecnología pretende concentrar esta esencia del deporte para enriquecer las estructuras del estadio. IBM propone cubrir los campos con unas instalaciones gigantes que cambien de posición e incluso de color dependiendo los sentimientos de los aficionados.

¿Cómo pretenden hacerlo? Gracias a las capacidades de su gran «cerebro» cognitivo, Watson. Este sistema de inteligencia artificial, que ya en el 2011 fue capaz de ganar un concurso de televisión ante los dos mejores participantes de su historia, ahora pretende poder analizar los comentarios que las aficiones expresen en las redes sociales, detectar si son positivos o negativos y modificar la mencionada estructura para reflejar si están emocionados, decepcionados, cabreados o cómo quiera que les haga sentir lo que están viendo en el terreno de juego.

La última demostración pública de poder de Watson se realizó hace unas semanas en Barcelona, durante el Mobile World Congress. Allí, un vestido «conectado» permitía analizar los comentarios en Twitter de una cuenta en concreto o sobre el evento y cambiaba en función del sentido de los tuits. Si los pilotos LED que recubrían el traje se tornaban rosa, eso era indicativo de que había detectado alegría. Si cambiaban a rojo, había grandes dosis de pasión, y si el morado era el color predominante, es que había detectado importantes cantidades de curiosidad. Esto es posible gracias a que la plataforma de IBM analiza datos no estructurados. Por el momento, lo puede hacer con texto, voz e imágenes fijas. Próximamente será capaz de analizar también un vídeo.

La inteligencia artificial está avanzando en múltiples campos. Para avanzar en estas funciones empresas como Google y la propia IBM han abierto sus sistemas para que los desarrolladores puedan hacer uso de ellas y así mejorarlas gracias a la comunidad. Existen dos grandes retos: por un lado, el aprendizaje no supervisado y, por otro, la cuestión de los sentimientos. Muchas de las investigaciones que han avanzado en este último punto se han producido en círculos universitarios.

Uno de los últimos trabajos, realizado por Noah Smith, de la Universidad de Washington, y David Bamman, de la Universidad de California, ha conseguido programar una solución capaz de detectar con gran fiabilidad el sarcasmo, sentimiento que se le resiste incluso en ocasiones a los humanos. Lo diferente ha sido que en vez de fijarse únicamente en la lingüística han detectado otros elementos como el autor o el tema sobre el que tuiteaban. La tasa de acierto se elevó hasta el 85 %. El próximo paso de la investigación será intentar crear un algoritmo que sea capaz de reconocer memes e incluso generar algunos de forma propia.

Esto no viene más que a confirmar la necesidad que tiene la inteligencia artificial de la creatividad y otros aspectos de la mente humana para avanzar.