Dolores Rivas, heterodoxa y eficaz, es la nueva teniente al mando en Serramoura

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Doña Teresa, Evaristo y Rogelio, dispuestos a firmar el que esperan que sea el mayor negocio de sus vidas

09 abr 2017 . Actualizado a las 13:27 h.

La violenta muerte de Marga Neira ha arrojado una larga sombra sobre Serramoura, cuyos vecinos todavía siguen sin hacerse a la idea de la desaparición de la agente. Pero la vida sigue y la villa debe recuperar, aunque sea poco a poco, la normalidad. Pero la realidad parece empeñada en alejar la tranquilidad del lugar. En el capítulo de esta noche de Serramoura (TVG, 22.20 horas), dos senderistas interrumpen su excursión a causa de un siniestro hallazgo: una mano cortada en un cepo de caza.

Para esclarecer la cuestión, Quique encabeza una investigación de tintes clandestinos, ya que se produce a escondidas de sus superiores. No es el mejor momento para este tipo de iniciativas, porque el puesto de mando vive un momento de agitación, producido por la lógica inquietud que trae consigo la llegada de una nueva responsable. Se trata de la teniente Dolores Rivas, conocida de Diego, y a la que precede una fama de métodos poco ortodoxos pero muy efectivos en la lucha contra la delincuencia.

Muy pronto las investigaciones del caso del cepo dan sus primeros frutos. Sobre la mesa aparece el nombre de un sospechoso, Lop, un cazador furtivo de quien se sabe que es aficionado a las armas de fabricación casera.

Mientras unos se entregan a su trabajo investigador, otros disfrutan del tiempo libre. Es el caso de Tomás Penedo, quien tras una intensa vida al frente del cuartel de Serramoura, ahora puede disfrutar de un retiro anticipado. Como otros tantos jubilados, le encanta pasar el tiempo pescando truchas, pero, al igual que los senderistas, no espera encontrarse en la práctica de su afición el rastro de la muerte: en su caso, un cadáver flotando en el río.

Por su parte, Gloria, que ha sido expulsada de su propio proyecto de negocio por Evaristo, Doña Teresa y Rogelio, no piensa quedarse de brazos cruzados y está decidida a lanzarse a la compra de eucalipto, aunque su fin no esté nada claro. Su cómplice, Mateo, sigue adelante con su plan. Doña Teresa, Evaristo y Rogelio ya tienen el dinero listo para invertir: medio millón de euros cada uno. Pero los extraños movimientos del misterioso forastero levantarán las sospechas de Santos.