Con la llegada de la primavera y el verano a la vuelta de la esquina, es hora de hacerle un lavado de cara a las diferentes estancias de la casa para adecuarlas al clima reinante
31 mar 2015 . Actualizado a las 19:53 h.Dice un refrán de esos que nuestras abuelas repiten hasta la saciedad que «si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña». Su objetivo es que nos concienciemos que no el ser humano no se puede quedar sentado esperando, ni mucho menos, a los acontecimientos. La clave es levantarse y tomar la iniciativa. ¿Y a qué viene toda esto? Que con la primavera tocando sus primeras melodias, los días ganándole terreno a la noche y el verano en el horizonte, es hora de mentalizarse y dar un giro de 180 grados a la actitud.
Y es que en invierno, un poco como los osos, nos encerramos en casa e hibernamos. Los días pasan a medio camino entre el lugar de trabajo o estudio, el sofá con su manta y la calidez del nórdico de la cama. Sin embargo, tras 88 días y 23 días de asueto, ya va siendo el momento de desperezarse y lanzarse a la calle para regresar a los planes de terraceo, comidas campestres y jornadas de playa.
A la espera de que los días de buen tiempo sean ya la regla a la excepción y no como hasta ahora, lo recomendable es hacer pequeños cambios. Como aún no nos podemos poner chanclas para salir a la calle y no coger una gripe primaveral en el intento, lo aconsejable es hacerle un lavado de cara a nuestro hogar. Aunque puede sonar a cliché, nada más lejos de la realidad: las paredes de nuestra casa son el espejo de nuestra alma. Así que, con el armario ya casi cambiado, es hora de coger un poco de pintura y quitarle el moho -ficticio y anímico-.
¿Cómo? Sencillo. Una de las tendencias de la temporada en lo que decoración de interiores se refiere, se inspira en esos amaneceres a pie de playa y esa luz plateada que desprende. A base de añiles, blancos, tonos arena degradados, maderas y geometrías se logra traer la playa a casa, aunque la costa esté a cientos de kilómetros. Y no hace falta traer el pico y la pala: solo con pequeños gestos se puede lograr un cambio radical. Un juego de sábanas con hojas en tonos naturales, una toalla a juego y una lámpara de mesa con base de vidrio en azul pueden darle el toque que necesita el dormitorio. Para empezar el día con buen pie, un mantel con motivo de topos y una taza de desayuno de porcelana con temática del mar en tonos azules y naranja pueden provocar que se observe lo que nos queda por delante con otro punto de vista.
Si lo de que tener un trozo de playa en medio del salón no termina de convencerte, siempre puedes apostar por un trozo de Miami. Y es que los colores del distrito Art Decó de la ciudad de Florida también es una buena fuente de inspiración sin perder de vista los aires playeros tan habituales durante los veranos. Sin embargo, en este caso se apuesta por la estética surf con sus maderas de colores ácidos y pasteles acompañados de estampados de rayas y de palmeras. Con estas directrices en mente, un nórdico de alegres colores acidos y una toalla con grandes flores pueden ser los ingredientes para empezar el día con otro ánimo. Ya en la mesa, un mantel con grandes hojas blancas junto con unos originales platos con acabado craquelado y una taza degradada al estio dip dye le darán el toque moderno y optimista a cualquier comida.
Si las tendencias de Miami tampoco terminan de convercerte, México es tu inspiración. Y más si eres un seguidor del legado de Fridha Kalo. ¿Los ingredientes de este cóctel? Los dibujos otomi casi naif, las flores de tonos saturados así como los estampados multirrayas y geométricos son los encargados de traer los aires típicos de la artesanía más tradicional del país. ¿Y cómo nos traemos a casa un trozo de México? Para el dormitorio, un nórdico con grandes flores de colores alegres coronará la cama junto a una lámpara de techo de bambú tranzado. Para el baño, el peso recaerá en un toalla tejida con la técnica jacquard, decorada con rayas y acabada en flecos. Y la cocina no iba a ser menos y, por ejemplo, un set de posavasos con más flores y unos platos de postre con el mismo estampado pueden cumplir a rajatabla todos los requisitos. Todo sea por viajar sin salir de casa.
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