El titular confiesa la impresión que me dejó ganarle al Elche. Siempre tuve muy en cuenta las opiniones de los profesionales del fútbol, a la hora de plantear problemas relacionados con el equipo y su comportamiento durante los partidos. Aclarar esto último, distinguiendo al equipo del club, es porque gran parte de los seguidores confunden el club, que quedó en estado ruinoso tras el paso de Lendoiro con el equipo actual, y no salen de tal confusión cuando se habla, ahora, del equipo de futbolistas, de más o menos calidad que nada o muy poco tiene que ver con el turbio pasado, pues de lo que se trata ahora es intentar recuperar una parte del camino perdido, procurando elevar el prestigio del club que está por los suelos. Esto exige ganar partidos porque consiguiéndolo se volverá a ver Riazor envuelto en la típica alegría que salta en los campos con los triunfos del equipo.
Parte de ese objetivo que se persigue brotó tenuemente en la noche del pasado lunes, después de derrotar al Elche y de sufrir en los últimos diez minutos del encuentro, cuando recordé un alentador artículo del exdeportivista José Luis Ribera publicado en La Voz de Galicia, antes del partido contra el Elche, en donde analizaba los pros que deberían valer al Deportivo para alcanzar su victoria. Recordar lo dicho por Ribera me animó la ligera confianza, que sería total con el pitido final del árbitro.
¿Y ahora, qué? Esperar a nuevos enfrentamientos del Campeonato de Liga, porque el Málaga-Deportivo de esta medianoche, no tiene el valor de la Liga.
Se volverá a ver Riazor envuelto en la típica alegría de los triunfos del equipo