Nunca se pierde antes de jugar

Vicente Leirachá
Vicente Leirachá PUNTO DE MIRA

TORRE DE MARATHÓN

14 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No me apetece referirme al partido del domingo, en Riazor. Y menos aún después de otra marimorena como la del Córdoba en Vallecas, que unida a la ya comentada del Elche en San Mamés, no favorece los proyectos del Deportivo en el intento de alejarse de la cola.

Para hablar de un Deportivo-Barcelona, o haces filigranas (?) con el pronóstico suavizando obstáculos para romperlo, o reconoces serias dificultades para el equipo coruñés, aunque el Deportivo en Riazor tiene experiencia para resolver partidos imposibles que están por jugar. Al decirlo, me viene al recuerdo un encuentro que también presentaba un desenlace difícil como este. Me refiero a un Deportivo-Madrid, de Copa, del que la única duda se refería al tanteo final, porque del triunfo madridista nadie dudaba. Fue en el choque de ida de la eliminatoria, jugado en campo coruñés en la temporada 1966-67, y en el tiempo quedaría como uno de los mejores encuentros de aquella época.

Ganó el Deportivo por 3-2, con una actuación sensacional del coruñés Carlos Pellicer, autor de los tres goles del Deportivo. En la vuelta, ganó el Madrid por 3-1, y eliminó a los coruñeses. Partidos como aquel de Pellicer tardan en borrarse del recuerdo.

Como me consta que a muchos deportivistas les gusta recordar las alineaciones, ahí va el equipo habitual de aquella temporada: Juanet; Santos, Gatell, Domínguez; Sertucha, Manolete; Ribada, Pellicer, Loureda, Sánchez Lage y Suco. Terminada la temporada, Carlos Pellicer fue traspasado al Barcelona. Y del Barcelona terminaré hablando, diciendo que los partidos de fútbol «nunca se pierden antes de jugarlos».