Difícil lo va a tener el Deportivo para sumar mañana los 3 puntos frente al Sevilla, equipo cuya presencia en Riazor nunca ha resultado cómoda, ni tampoco en el desaparecido campo, de donde parte el primer recuerdo que tengo del equipo andaluz. Precisamente en la temporada 51-52, defendiendo los coruñeses la portería de Marathon, Waldo Botana sufrió fractura de una pierna. Aquel partido lo ganaron los sevillistas (0-3) con Oso Díaz en el banquillo coruñés. No pensaba remontarme tan atrás para decir cuando había visto jugar la primera vez al Sevilla. Fue el 16 de diciembre de 1941 (temporada del primer ascenso coruñés). Hablemos, pues del Sevilla. Hilario Marrero -excepcional jugador y estupendo estratega como técnico- entrenaba a aquel Deportivo que salía como víctima y terminó ganando por 2-1, tras una defensa heroica por parte de los coruñeses quienes se defendían de los ataques sevillistas en oleadas sobre el área coruñesa, siempre capitaneados por Campanal, flamante internacional. El 2-1 se mantuvo hasta el final, merced al serio marcaje de Tamargo sobre el mencionado Campanal que en aquella época presumía de marcar goles en casi todos los campos, menos en Riazor, en donde Acuña (tal y como era era habitual en él) resultó una pared difícil de perforar.
Años más tarde, en un desplazamiento a Las Palmas, tuve ocasión de charlar con Marrero, recordando aquel sufrido partido con el meritorio triunfo coruñés. Hilario me lo repitió: «Un equipo que no sepa defender, es carne de cañón». Y para los lectores más curiosos, ahí va la alineación del Deportivo en aquella temporada: Acuña; Pedrito, Víctor; Muntané, Bienzobas, Reboredo; Cuca, Guimerans, Elícegui, Caballero y Verdín.