El deportivismo recuerda con Jonás Gutiérrez el caso de Molina y su cáncer de testículos

Fabián Bouzas LA VOZ

HEMEROTECA

El último fichaje deportivista guarda una historia humana muy similar a la ya vivida por José Francisco Molina, que en el 2002 conmocionó al fútbol anunciando que padecía cáncer. AsÍ fue su recuperación

03 sep 2015 . Actualizado a las 18:18 h.

El último fichaje del Deportivo este verano tiene mucho que aportar al equipo en el plano deportivo. Jonás Gutiérrez es un extremo veloz, ágil, con recorrido, entrega y muy sacrificado. Además su polivalencia, que le permite jugar indistintamente por la banda derecha o la izquierda, es muy valorada por Víctor Sánchez.

El argentino puede jugar en cualquiera de los dos costados, tanto de extremo como de lateral. Su versatilidad sumará para el grupo y su experiencia, tanto deportiva como humana muchísimo más. Porque a A Coruña llega, además de un gran jugador, un ejemplo enorme de superación, un ejemplo de motivación para sus compañeros y una lección de vida para hacer y unir más que nunca al vestuario en búsqueda del bien común.

El cáncer de testículos que superó Jonás Gutiérrez le hizo ganarse el respeto y la admiración de todo el mundo del fútbol; compañeros, árbitros y aficionados. Tras serle diagnosticado en mayo del 2013 tras un encuentro ante el Arsenal, el argentino, que militaba en el Newcastle, estuvo practicamente un año de baja. 

Consiguió superarlo, la afición de las urracas le quería por lo que su ejemplo suponía  para la institución y, por supuesto también, por su calidad y valía futbolística. Pero los directivos no opinaron lo mismo y decidieron no renovar el contrato del extremo surgido de la cantera de Vélez Sarsfield.

En el Deportivo esa historia no es nueva. En la cúspide del gran Dépor de principios de siglo, el guardián de aquel equipo, José Francisco Molina, tuvo que pasar por una situación muy similar. Asentado como titular indiscutible en un equipo de Champions y habitual en la selección española, el cáncer se interpuso en el camino del portero herculino.

Era octubre del 2002 y el meta comparecía entonces en rueda de prensa visiblemente preocupado para anunciar su retirada momentánea del fútbol debido al cáncer que padecía: «No calculo cuanto puede durar este proceso, me voy a poner en manos de los médicos y sin plazos. Para el éxito es importante el entorno, mi mujer y yo somos de Valencia y hemos decidido que me someta allí al tratamiento de quimioterapia», anunciaba entonces el portero.

José Francisco Molina, visiblemente preocupado, anuncia el 15 de octubre de 2002 que deja el fútbol por un cáncer de testículos
José Francisco Molina, visiblemente preocupado, anuncia el 15 de octubre de 2002 que deja el fútbol por un cáncer de testículos CESAR QUIAN

El entonces médico del Deportivo César Cobián tiraba de optimismo y aseguraba la recuperación absoluta del portero: «El pronóstico de curación es total y José volverá a jugar al fútbol. El tratamiento al que va a ser sometido tiene un 90% de posibilidades de curación y si todo va bien después de cuatro meses recuperará  la actividad deportiva de manera progresiva». No se equivocó Cobián.

 Durante cinco largos meses, José Francisco Molina se trató en la Fundación Instituto Valenciano de Oncología donde fue sometido a sesiones de quimioterapia para destruir las células cancerígenas. Y tras unos meses alejado de los medios, a mediados de enero saltaba la noticia; Molina superaba el cáncer.

Todo ello en mitad de una temporada en la que el Deportivo competía en tres frentes en Liga, Copa del Rey y Champions League, con Juanmi defendiendo la meta herculina, que echaba y mucho de menos la personalidad y el mando del guardameta valenciano. El 19 de enero, Molina volvía a A Coruña con una sonrisa de oreja a oreja y anunciaba su deseo y predisposición para volver cuanto antes a la rutina del equipo: «Vuelvo con muchas ganas de fútbol, cuando veía la televisión y veía al Deportivo en San Siro y a los aficionados  con una pancarta de ánimo con mi nombre fue una felicidad que no se puede explicar. Todo eso me ayudó a salir adelante, es una enfermedad dura pero se puede superar. Ahora solo quiero volver a entrenar y estar con mis compañeros» decía.

La acumulación de sesiones de trabajo fue dando frutos y Molina poco a poco iba cogiendo ritmo y sensaciones
La acumulación de sesiones de trabajo fue dando frutos y Molina poco a poco iba cogiendo ritmo y sensaciones KOPA

Al día siguiente, el guardameta ya se ejercitaba en solitario con el entrenador de porteros, José Sambade. Tocaba recuperar sensaciones, coger ritmo y ponerse a tono, pan comido para quien había superado un cáncer. Mes y medio después, Molina volvía a entrar en una lista de convocados tras su enfermedad y lo hacía a lo grande. Nada menos que viajando a Turín para disputar un decisivo encuentro de la fase de grupos ante la Juventus. Juanmi fue titular y Molina estuvo en el banquillo sin disputar ningún minuto. El Deportivo quedó eliminado con un cruel gol de Tudor en el descuento, pero había ganado un ejemplo de vida.

Juanmi fue el titular en Turín con Molina compartiendo un banquillo de lujo contra Víctor Sánchez o Sergio entre otros
Juanmi fue el titular en Turín con Molina compartiendo un banquillo de lujo contra Víctor Sánchez o Sergio entre otros XOSE CASTRO

Finalmente, el 15 de marzo, en Riazor y ante el Rayo Vallecano, Molina volvía a vestirse de corto, lo hacía de titular, con una ovación atronadora, sumando tres puntos y dejando la portería a cero.  El guardameta volvía a su lugar, la afición y el equipo respiraban; la seguridad, los reflejos, el mando y los galones habían vuelto: «Es el partido que empecé más nervioso de toda mi carrera, mucho más que el día que debuté. La gente presiona mucho con los aplausos. He jugado, ganado y he recibido el cariño de la afición, más no puedo pedir», declaraba tras el partido.  Desde entonces hasta el final de su etapa en el Deportivo en el 2007 Molina volvió a asentarse como una pieza indispensable en los éxitos blanquiazules, todo ello con un rendimiento fantástico. 

Molina dio un ejemplo, la gente de A Coruña aprendió de él, de su esfuerzo y agradeció su entrega y sus enseñanzas. Él, como Jonás, tiene mucho que enseñar, sobre fútbol, sobre deporte y, especialmente, sobre la vida.

Molina ya mandaba y corregía. Había vuelto. El cáncer ya era historia
Molina ya mandaba y corregía. Había vuelto. El cáncer ya era historia KOPA