Catarsis para una liga que acaba en un suspiro

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois EL TERCER TIEMPO

TORRE DE MARATHÓN

28 feb 2017 . Actualizado a las 14:14 h.

Con dos sesiones previas al debut, otros dos días de trabajo antes de viajar al Molinón, una semana de margen antes de recuperar el tiempo perdido con el partido pendiente ante el Betis y a solo doce días de la visita al Barcelona. Así llega al Deportivo Pepe Mel, el cuarto entrenador elegido por el actual consejo de administración. Con tantas urgencias como escaso margen para trabajar una serie de importantes compromisos inmediatos. Si la labor del entrenador encierra una parte más emocional de la gestión del grupo y la motivación, y otra más científica con la preparación de la plantilla y los partidos, Mel tendrá que encontrar en el factor anímico la primera tecla para impulsar al equipo. El grupo necesita una catarsis. Leganés retrató a un grupo desnortado por la impotencia. Incapaz de traducir el fútbol digno de parte de la temporada en unos resultados que llevasen a una permanencia tranquila. A ese vestuario debe resucitar Mel, envuelto en los primeros días en un papel de motivador y alineador por encima de todo. El carrusel de la portería, la recuperación de Sidnei, la elección del segundo central, el dilema del lateral izquierdo, los acompañantes de Çolak y la elección del nueve centrarán sus primeras decisiones.

Con un perfil diferente al de su predecesor, Mel llega a Riazor elegido por el presidente, Tino Fernández, que ya había escogido a Víctor Sánchez del Amo. Víctor Fernández, que también fue destituido ocupando puestos de permanencia, había llegado con el respaldo del consejero Fernando Vidal. Y Gaizka Garitano había recibido el aval del director deportivo, Richard Barral, para hacerse con el puesto. El entrenador vasco pacificó el vestuario y, como imagen del club, encajó con la máxima elegancia los golpes que conlleva una situación delicada. Hasta que los resultados hicieron inviable su continuidad.

Su conocimiento de la liga española, su experiencia y su carácter figuran como algunos de los activos de Pepe Mel. Su futuro y el del Deportivo se resuelven en solo dos meses y medio. Merece un margen de paciencia en su desembarco, pero la liga no espera por nadie.