El portero, con contrato hasta el 30 de junio, se destaca en la racha deportivista
16 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Antes de que las grabadoras se encendiesen, Lux charlaba al cabo del entrenamiento de ayer. «Mire que ha hecho paradas importantes en estas últimas jornadas, ¿cuál ha sido la más difícil?», le preguntaron. «Es algo que no me interesa, solo quiero salvar al equipo cuanto antes», contestó con el rostro serio. Mientras se agotan los días de contrato con el Deportivo, que expira el 30 de junio, el portero disfruta del momento. Son bien curiosos los tiempos del fútbol. Resulta llamativo que justo ahora el guardameta disfrute del aplauso unánime de crítica y público. En el transcurso de la segunda oportunidad de su sexta temporada en A Coruña ha logrado un protagonismo casi inédito, basado en el acierto propio y los buenos resultados de su equipo, que en solo diez días ha tejido un colchón de ocho puntos respecto a la zona de descenso, después de que Lux dejase a cero su portería en Gijón y apenas encajase un gol en los otros tres partidos, dos contra grandes como el Atlético y el Barça. «Estoy contento con mi presente, pero sobre todo porque al equipo se le ve distinto. Estamos transmitiendo algo diferente a la gente. Yo confío en mí y, luego, unas veces las cosas salen y otras no. Cuando en lo individual estamos bien, se nota, porque el equipo está bien», dijo ya con los micrófonos abiertos.
Sus paradas han insuflado confianza y seguridad a sus compañeros, pero sobre todo puntos. Así sucedió el pasado domingo: con 2-1 salvó con el cuerpo el disparo endemoniado de Luis Suárez; o en El Molinón, donde tuvo que tirarse al suelo y desviar a córner al chut raso y pegado al palo de Burgui con el empate inicial y, ya con el 0-1, sostuvo la mano firme en el chut a bocajarro de Traoré; frente al Atlético, en el debut de Mel, se había distinguido con otra feliz acción al suelo frente a Correa, con 1-0 en el marcador, y, después del empate de Griezmann, voló y estiró el brazo derecho para despejar el violento chut de Torres. Pero, cuando quedan apenas dos meses de competición, el club no le ha ofrecido la renovación. «Yo encantado de quedarme, de seguir en el Deportivo. Para mí A Coruña es como mi casa. Tanto yo como mi familia estamos muy bien, pero esto son cosas de dos. No sé lo que piensa el club o lo que pensará. Trato de enfocarme solo en el partido importantísimo que tenemos (el derbi contra el Celta del domingo en Riazor, 18.30 horas, beIN LaLiga) y a medida que pasen los días y las semanas, ya se verá. Hasta ahora no ha habido contacto», insistió.
El argentino, que en junio cumplirá 35 años, afronta su momento con el brazalete de capitán (solo en el último partido se lo quitó la titularidad de Bergantiños) y más ascendencia que nunca sobre una grada que lo aplaude entre sus favoritos. Quizá solo en el último ascenso, el conquistado con Fernando Vázquez en el banquillo, su participación gozó de tanto respaldo como ahora, y se veían, al igual que en la actualidad, niños en el estadio con uniforme de portero. Aquel Dépor subió a rebufo del Eibar de Garitano y Lux también fue el segundo menos batido por detrás de Irureta. Anteriormente, apenas había jugado a la sombra de Aranzubia, luego le tocó guardar las espaldas de Fabricio y la temporada pasada se perdió por lesión el tramo final, cuando Manu y Pletikosa ocuparon la portería. Esta temporada arrancó de titular, pero después de nueve jornadas (precisamente tras el derbi de Balaídos) Tyton le adelantó y ahora vuelve a enlazar seis partidos seguidos. «Hay que aprovechar el clima que tenemos, ha salido el sol en todos los sentidos», afirma Lux, otra vez sangre y espíritu de este Dépor.