Coincidí con Joselu en juveniles y claro que nos enfrentamos al Dépor, eran los derbis que teníamos. Nos jugábamos la Liga, o clasificarnos para la Copa, o para algún puesto significativo. Había rivalidad, pero más desde el punto de vista de los clubes. Para nosotros, que nos conocíamos todos ya desde cadetes o infantiles, el derbi era el partido más bonito del año, pero no hay comparación con lo que se vivió en la primera vuelta en Balaídos o con la de mañana en Riazor. Muchos éramos amigos y enfrentarnos al Dépor era más especial que contra otros, porque venía mucha gente a vernos, pero no había la misma rivalidad que cuando llegas al primer equipo. No era un ambiente tan grave o tan solemne.
Aquella temporada juntos en juveniles coincidimos con una generación muy buena del Deportivo. Ellos tenían a Raúl García, que ahora está en el Alavés, a Juan Domínguez, en el Mallorca, a Hugo García, a Rochela,... Acabaron la temporada invictos y ganaron el título frente a nosotros en A Madroa gracias a un empate sin goles. Joselu no pudo marcar, pero ya entonces era como se ve ahora, un rematador nato. Le pegaba con las dos piernas. Le pusieras el centro que le pusieras, siempre chutaba. Y marcaba muchos. Ya entonces se veía que tenía un gran potencial.