Ni rabietas ni relajación

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois EL TERCER TIEMPO

TORRE DE MARATHÓN

16 abr 2017 . Actualizado a las 19:05 h.

Casi todo lo explicaron ya antes los clásicos. Arsenio retrató en cinco palabras cómo funciona el entorno de un club profesional: «Los resultados lo tapan todo». Cuando faltan puntos, afloran problemas que los goles habrían sepultado. Con el equipo lanzado, nadie habría silbado a Joselu tras enredarse en una de las llegadas más claras del primer tiempo. Pero este Dépor daba pena. No es una opinión. Hasta ayer prolongaba semana tras semana los peores números de su historia en Primera. Por ese motivo, la gente se crispa. Por eso sonaron los pitos tras su error. Poco se le puede reprochar a la afición del Dépor.

El gol de Joselu debía abrir por fin un sábado de alegría en Riazor, pero se equivocó al mandar callar a la grada. Y luego la tomó con Pepe Mel, el entrenador que le dio la jerarquía como primer delantero del equipo. Si el Dépor necesita puntos, la grada clama por un poco de tranquilidad tras demasiados años en el alambre. Si cundiesen ese tipo de reacciones airadas, el vestuario se volvería irrespirable, el pecado que todo lo multiplica cuando no se gana semana tras semana.

El primer triunfo en un mes, en una tarde de poco virtuosismo pero en la que volvió la mejor actitud de los futbolistas, no debe ahora devolver la relajación al vestuario. Después de una llegada marcada por la complicidad del vestuario y los resultados inmediatos, Mel ha ido elevando el tono de su discurso hacia la plantilla en determinados momentos. Y la salvación matemática, pese al festival de regalos de los rivales, debe amarrarse cuanto antes.