Volantazo contra el sufrimiento

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El Deportivo se replantea su política de fichajes para solventar la apatía que se aprecia en el plantel

28 abr 2017 . Actualizado a las 10:23 h.

Cuando a Chicho Ibáñez Serrador le pareció que el Un, dos, tres perdía fuelle, recurrió al morbo. Infiltró en el emblemático programa una pareja de sufridores. Los colocaba en un rincón y allí se quedaban hasta el final con una cámara pendiente de cada gesto. El espectador vivía con ellos los momentos de angustia cada vez que el concursante debía descartar un sobre. Eran «sufridores» porque ellos ya sabían qué desaparecía con cada elección. Qué estaban perdiendo aquellos con quienes compartirían premio al concluir el espectáculo. Conocer de antemano el desenlace al que abocaban las decisiones tomadas por otros eran parte de una tortura consentida. La gente se apuntaba a sufrir con la espera de ganar un lavavajillas último modelo o un apartamento en Estepona. El Un, dos tres se despidió definitivamente en junio del 2004, dejando al Deportivo clasificado para disputar su última Champions hasta la fecha. Después llegaron a Riazor los años turbios, destinados a pagar en el campo y los despachos irresponsables despilfarros. No hacía ya falta añadirle morbo al asunto. Pero ahora, con la estabilidad a la vista, se ha recuperado la idea de un viejo programa de la tele y se ha llevado a las gradas.

Al Dépor fueron a verlo 27.000 un miércoles a las nueve y media de la noche. Venía el Madrid y su chavalada de viaje subvencionado por el club de la capital, pero ni eso ni el aficionado blanco que habita en A Coruña y alrededores menguan el mérito de los muchos incondicionales que decidieron sufrir desde las gradas del estadio. Con la práctica de los años, como aquellos del concurso, empiezan a anticipar qué ocurrirá con cada pase, cada remate y cada decisión del míster. Qué esconden las goleadas de resurrección a la Real Sociedad o al Valencia. A dónde conducen los golpes en el pecho de futbolistas y técnico ante la prensa. 

Enfado de la directiva

Dos temporadas de salvación a última hora y una tercera que lleva el mismo camino. Si acaso en esta se podrá mantener el ritmo que adelanta la permanencia una jornada por curso. El Osasuna (colista, ya descendido) y el Espanyol (con la Liga Europa casi imposible) parecen víctimas propiciatorias. Como el Málaga hace tres jornadas, vencido por inercia en un choque del que ni el resultado aplacó al presidente blanquiazul. Tino Fernández, condescendiente otras veces en la derrota, bajó aquel día al vestuario a recordarle al plantel que los puntos sin juego eran pan para hoy y riesgo en el futuro.

La imagen de Anoeta y la del miércoles frente al Real Madrid alimentan el miedo. El conjunto de Zidane chutó 22 veces en Riazor. Nadie le había disparado más este curso a un Dépor que frente a los menos habituales del colíder se jugaba sellar la calma para el último mes de competición. Un 87 % de pases buenos en los visitantes, el segundo conjunto que menos balones perdió en la 2016-2017 a su paso por A Coruña. «Si no estamos juntos, lo demás es complicado. No significa defender más tiempo, sino defender mejor. No permitir que nos salgan como el Madrid en oleadas de tres, cuatro o cinco jugadores. Lo demás va después; la A es eso, ser intensos. Se ha cambiado de entrenador y hay defectos que permanecen», denunciaba ayer Bergantiños. El capitán pintó en sala de prensa el mismo cuadro de las últimas campañas:

«La sensación es que se repite un poco lo de las pasadas temporadas. Teníamos jugadores para estar mejor pero el funcionamiento del grupo no está siendo el correcto. A final de temporada, con perspectiva, habrá que analizar todo lo que se ha hecho». El coruñés está convencido, como la directiva, de que «hay mimbres para haber tenido un año más tranquilo, pero al final volvemos a estar metidos en la pelea». Y eso porque, considera, «el equipo es frágil» y «el nivel nuestro no está siendo el correcto colectivamente y si no remamos unidos se refleja en los partidos».

Así lo entienden también en los despachos de la plaza de Pontevedra, donde plantean recalibrar prioridades en cuanto al perfil de las próximas contrataciones. Con varias plazas ya cubiertas por jugadores que se consideran de alta calidad, la intención es dotar al plantel de más carácter e implicación. Retoques como el modelo de elección de capitán o la apuesta por un técnico conciliador en el vestuario no han ofrecido resultados y se pretende alterar radicalmente el guion con un nuevo volantazo. Tres años de salvación en época de severa carestía no se ven como suficientes y hay temor, especialmente, a que el hincha se desconecte del equipo, a que prefieran (como sucedía en las etapas finales del Un, dos tres) empezar a sufrir desde casa.