Una defensa infame para un aspirante al ascenso

TORRE DE MARATHÓN

XOSE CASTRO

01 sep 2019 . Actualizado a las 22:43 h.

Los dos entrenadores que mayor gloria alcanzaron al frente del Deportivo (Arsenio Iglesias y Javier Irureta) compartían su querencia por construir los equipos desde atrás. Contaron con futbolistas de un nivel extraordinario, que en ataque hacían las delicias de los espectadores, pero sus equipos eran inexpugnables en la retaguardia. Martín Lasarte, José Luis Ribera, Miroslav Djukic, Nourredine Naybet, Jorge Andrade, Donato, Rekarte, Romero, Manuel Pablo... Son solo algunos de los destacados zagueros con los que no había duda.

Juan Ignacio Anquela es un tipo que, en ese sentido, también tiene una visión clara. Un entrenador que ha disfrutado en sus equipos de jugadores como Nagore, Íñigo López, Christian Fernández, Javi Hernández, Babin, Mainz o Nino. Tranquilidad para el entrenador y congoja para los rivales.

Sin embargo, en este Dépor que está obligado, sí o sí, a ascender, el jienense sufre cada vez que ve cómo los contrarios merodean el área blanquiazul. Con solo tres jornadas de Liga disputadas, los gallegos han encajado ¡ocho! goles. Son los máximos goleados, junto al Tenerife, con dos tantos más que el Oviedo y el Mirandés, los dos que cierran la tabla clasificatoria. Una cifra que la pasada temporada tardó diez jornadas en llegar. Y, entonces, varios de los goles encajados, eran inevitables..

Este año, la defensa está siendo un coladero. Faltan futbolistas que marquen territorio. El Dépor lleva ocho goles encajados y solo tres tarjetas amarillas vistas. Curiosamente, dos de Diego Caballo y una de Longo, un delantero. A pocas horas de que se cierre el mercado, está claro dónde está la necesidad. De acertar o no, puede depender el ascenso.