Fernando Vidal, el lanzador que se forjó a sí mismo

TORRE DE MARATHÓN

Abraldes

Socio número 2.208 del Deportivo y exatleta del club, es empresario del sector marítimo

14 ene 2020 . Actualizado a las 22:13 h.

Dicen que el que la sigue la consigue, que la constancia es la clave del éxito y que la gloria es para los valientes. Tres frases hechas que podrían resumir no solo la llegada de Fernando Vidal Raposo (A Coruña, 1962) a la presidencia del Deportivo, sino su éxito en la vida y los negocios.

A sus 57 años, este empresario del sector marítimo alcanza una meta que hace tiempo había pasado por su cabeza, pero que nunca llegó a plantearse seriamente hasta hace menos de un año.

Orgulloso excapitán del equipo de atletismo que tenía el Deportivo en los setenta y ochenta, el deporte ha sido siempre su vía de escape. Esa actividad en la que sigue refugiándose, casi a diario, para encontrar la armonía interior.

Nacido en las Atochas, pero criado en la plaza de Comercio, es el menor de tres hermanos de una humilde familia coruñesa. Un hombre hecho a sí mismo. Trabajador infatigable, nunca tuvo problema a la hora de remangarse y mancharse las manos para realizar cualquier tarea.

Y así le llegaron sus primeras oportunidades profesionales nada más cumplir el servicio militar. Una propuesta de empleo en el puerto de A Coruña, que le llegó tras haber sido rechazada por otra persona, le abrió las puertas de la vida laboral.

No era el trabajo de su vida, pero en casa no sobraba el dinero y el atrevido Fernando no se lo pensó dos veces.

Más de treinta y cinco años hace desde que se acercó al muelle por primera vez y ya no dejó de aparecer cada mañana por las instalaciones portuarias.

De mozo a presidente

Empezó de mozo. Cargando y descargando. Y poco a poco fue cogiendo experiencia, asumiendo nuevos retos y creciendo en la empresa. Encargado. Cooperativista. Y, desde el 2001, presidente de Maritime Global Service SL. Una actividad que comparte con la presidencia de la Asociación Española de Armadores, la representación en la asociación europea y un puesto en el consejo de administración de Ibaizabal Management Services, sociedad puntera a nivel mundial en servicios marítimos.

Sus inquietudes eran muchas y su pasión por el deporte nunca desapareció. Por eso, un buen día se presentó a las pruebas de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Quería cursar INEF. No le faltaba trabajo y sí horas que robarle al día. Pero no falló. Fue el número 1 de España y consiguió empezar los estudios de Educación Física. Sin embargo, su progresión laboral comenzó a dificultarle cada vez más el poder compaginar estudios y trabajo y apostó por el futuro profesional.

Ya por entonces, Fernando Vidal había encontrado a la mujer de su vida. Y, de nuevo, la historia del Deportivo se cruzaba en su camino. Porque ella, María, era nieta del mítico olímpico Luis Otero e hija de Nené Otero, que llegó a ser directivo del club blanquiazul. Casado desde 1993, después de más de siete años de noviazgo, Fernando Vidal y María Otero son padres de dos hijos: Diego, de 22 y Ruth, de 19.

Los viajes son la otra gran pasión del nuevo presidente del Deportivo, que encuentra en su familia esa brújula que siempre le marca el norte.

Retiro en Panamá

En A Coruña tiene su casa y en Panamá su retiro espiritual. En el país centroamericano, en el que tiene negocios, encuentra Fernando Vidal el descanso del guerrero y un lugar en el que poder desarrollar su afición a la pesca de altura.

Extrovertido, honesto y trabajador, acostumbra a poner el despertador para muy pronto, porque una de sus frases preferidas es que «el jefe tiene que llegar siempre al trabajo antes que los empleados». Y cumple. Vaya si cumple.

Como cumplió cuando a finales del siglo pasado se propuso devolver al balonmano coruñés a un primer plano de la actualidad deportiva de la ciudad. En su juventud había jugado en el Oar Ciudad 1952 y regresó para tomar las riendas de la entidad. En su aventura echó mano de un empresario coruñés que empezaba a despuntar en el mundo de las nuevas tecnologías. Un hombre del baloncesto dispuesto a arroparlo en el balonmano: Tino Fernández. Con él compartió años de directiva y forjó una importante amistad.

Años después, y tras abandonar el Oar, fueron vecinos de palco VIP en Riazor. Vibraron con los éxitos de su Dépor. Y sufrieron cuando descubrieron el engaño al que durante años los había sometido Lendoiro. Fue entonces, cuando temieron por el futuro de la entidad. Y Fernando Vidal dio un paso al frente para convencer a Tino Fernández de que encabezara una candidatura para presidir el club.

Parecían un tándem perfecto. La organización del club para el exbaloncestista y el área deportiva para el exatleta. Sin embargo, poco a poco fueron surgiendo las discrepancias. Al principio, mínimas. Al final, enormes. Tanto que, casi cuatro años después de llegar a la entidad, Vidal presenta su dimisión. Fue el inicio de un distanciamiento grande con Fernández, que las elecciones del pasado mes de mayo terminaron por agrandar aún más.

Distanciamiento de Tino

El apoyo del expresidente blanquiazul a Paco Zas y, sobre todo, que votara en su contra, hirió la relación de Fernando Vidal con su otrora amigo por lo que considera una traición. Sentimiento mutuo en la actualidad.

Con este resquemor se hizo a un lado durante los primeros meses de mandato de Pazo Zas. Hasta que los malos resultados y la presión social condujeron al ya expresidente a la dimisión. Ahí, Fernando Vidal, arropado por Juan Carlos Rodríguez Cebrián, volvió a dar un paso al frente. Esta vez como valiente líder indiscutible de un proyecto enfocado a garantizar la viabilidad a largo plazo de un Deportivo que, tanto deportiva como económicamente, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.