El Deportivo, al ritmo constante de Lucas Pérez

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El 7 que gobierna al equipo blanquiazul se crece en Riazor y encadena cinco citas con gol

04 mar 2024 . Actualizado a las 15:47 h.

Anda obstinado Lucas Pérez en torcer su voluntad. «No vivo para el recuerdo de la gente», sostenía, convencido, en uno de los vestuarios de Abegondo; desdeñando cualquier interés en el reconocimiento popular. «No le doy cuentas a nadie ni pido que me las den», recalcaba, ufano en el desmentido de todo lo que indica su proceder. Esos gestos a la grada, ese besarse el escudo, ese retorno cargado de épica al equipo de su ciudad. En el ascenso no solo pone en juego el de Monelos la prórroga de su contrato —al fin y al cabo, como afirma el director deportivo, si quiere seguir, seguirá—, sino la ocasión definitiva de trascender. Sospecha que si el equipo no resurge será más sencillo caer en un olvido que ya padeció de crío, revestido de enfermedad. Aquellas lagunas inmisericordes que le escamotearon sus últimos años de felicidad materna (madre y abuela, todo en una) marcaron una personalidad forjada al alimón entre el barrio y el fútbol que lo acogió. A él vinculó su futuro y en ello sigue: construyendo más.

Lo hace, por voluntad propia, en el Dépor, uniendo la singularidad del club a la personal. A este equipo que ejerce sobre A Coruña un poder reservado en tantos lugares a la iglesia y la autoridad lo guía a pie de campo un veterano voraz. Convencido de que su año aún está por llegar. No fue el de la primera vez, cuando se presentó ante el que sería su público prestado por el PAOK. Tampoco aquel de los 17 tantos que le valieron un viaje a Londres valorado en 20 millones de euros para engordar el arca blanquiazul. Aunque entonces brindara registros al alcance de pocos, como las siete jornadas seguidas viendo puerta; cinco hiladas como local. No; aquello fue un ensayo para lo de hoy.

Porque aún le faltaba al Deportivo tocar fondo y rebuscar en su cantera para resurgir. Encomendado por fin a unos chavales sin ningún poso en la categoría, ni en ninguna de condición profesional. Labrándose, y el equipo con ellos, un porvenir.

Entre los dos con mejor aspecto, un guía llegado de lo más alto con la fe de quien conoce el camino de retorno y replica aquello que funcionó. Como el ritmo pertinaz del gol. Otras cinco veces seguidas viendo puerta ante su afición. La que lo sigue en multitud, a él y al resto, para verlo anotar (en nueve ocasiones este año) en cualquier campo, frente a cualquier rival. La que recordará su nombre cuando el fútbol haya pasado ya.