Marc Lachèvre, lateral derecho del Fabril: «Fue espectacular verme en Riazor; ojalá haya más convocatorias con el primer equipo»

Iván Antelo A CORUÑA

CANTERA

CESAR QUIAN

El barcelonés lleva varias semanas entrenándose con Imanol Idiakez

01 dic 2023 . Actualizado a las 13:36 h.

El Deportivo jugará este domingo (17 horas, TVG 2) contra el Barcelona B, en el Johan Cruyff. Un lugar que conoce muy bien el fabrilista Marc Lachèvre (Barcelona, 2002), que tiene alguna opción de ir convocado por la lesión de Ximo Navarro, los problemas físicos de Paris Adot y porque lleva entrenándose con Idiakez las tres últimas semanas. Si no, participará mañana (17 horas) en Guijuelo con el filial. Y encantado.

—Está en su segunda temporada en el Deportivo. Llegó casi al final del pasado verano.

—Sí. Yo estaba en el Espanyol B en una pretemporada un poco rara. Había tenía una lesión muscular en el recto. También había estado unos días malo en donde perdí kilos por una infección en la boca... Entre una cosa y la otra, primero me decían que contaban conmigo, luego que no... Que quizás no tendría dorsal en Liga... El Deportivo estuvo encima de mí durante todo el verano y cuando surgió la oportunidad la acepté con toda la ilusión del mundo. Cuando te viene un club como el Dépor no puedes decir que no.

—¿Qué tal su adaptación en este año y medio?

—Bien, muy bien. Vivir aquí es... Esto es muy tranquilo y es precioso. Esto está lleno de sitios bonitos a los que ir. El paisaje es espectacular. Se come muy bien. Y ya en el tema fútbol, muy bien también. Mis compañeros y el cuerpo técnico me acogieron genial cuando llegué y ahora lo que me toca es seguir creciendo.

—Y a la primera, ascenso.

—Sí, es que eso fue una alegría tremenda.

—Y con algún golazo que metió de volea sin dejar caer un saque de esquina. El otro día estuvo a punto de repetirlo.

—Ya me gustaría a mí repetirlo, ya [se ríe]. Pero poco a poco se va afinando. El otro día ya pasó más cerca y espero que en algún momento vuelva a entrar, claro.

—¿Motiva ver que compañeros de la temporada pasada como Barcia, Martín Ochoa y Mella están jugando en el primer equipo?

—Sí, la verdad es que sí. Porque ahí se ve reflejado el trabajo que hacemos todos de forma colectiva con el Fabril. Hay mucho esfuerzo detrás de eso.

—A pesar de que sobresalió la temporada pasada, este verano le ficharon competencia: Álvaro Santamaría.

—Tenemos una muy buena relación. Es un buen compañero y un gran amigo. Nos intentamos ayudar lo máximo posible entre los dos. Es verdad que es una competencia muy grande para mí, porque Álvaro tiene muchas cualidades y puede jugar en cualquier posición en banda, Hay que estar atento porque es un jugador que lo puede hacer muy bien.

—Usted también está entrenándose con el primer equipo. ¿Recuerda cómo fue esa primera llamada?

—Fue en pretemporada. La semana que jugábamos contra el Compostela, en A Pobra. Y la verdad es que muy contento. Cuando me lo dijeron me puse muy rápido las pilas. Me puse en modo tiburón, como digo yo, y a por todo. Estaba muy contento. Todo lo que pueda aportarle al club, encantado. Yo siempre que se produce una noticia de esas lo primero que hago es escribirlo en el grupo de WhatsApp de la familia y lo pongo con una emoción grande.

—¿Quién le dio la bienvenida en el primer equipo?

—Todos... Igual en ese partido que jugué de titular contra el Compostela, quizás yo percibí que Balenziaga era el que estaba más encima de mí. Me estuvo dando consejos. Me decía que jugara con tranquilidad, que lo hiciera sencillo y como yo soy. Esos momentos con Balenziaga de consejero, ya en el calentamiento, es quizás mi mejor recuerdo.

—El siguiente paso fue la primera convocatoria en Liga.

—Sí, fue la semana de la SD Logroñés. Había estado entrenándome con ellos toda la semana y estaba pendiente de si iría o no. Cuando salió la lista y me vi... ¡Hostia! Me puse muy contento. Era el resultado a un trabajo y espero que haya más. Fue espectacular verme en Riazor. Estar allí en el banquillo es increíble.

—Y a la mañana siguiente, a jugar con el Fabril. ¿Cómo lo gestionó mentalmente?

—Bien, bien. El Fabril es mi equipo y lo voy a dar todo con ellos cuando toque. Si puedo subir ayudaré encantadísimo, pero cuando baje lo daré todo. Hay que estar dispuestos a las situaciones que necesite el club.

—Le falta el paso de debutar.

—Ojalá pueda llegar el día de estrenarme con el Dépor, obviamente..

—La Copa del Rey está ahí cerca, la próxima semana.

—Sí, es verdad, a ver si hay suerte y puedo tener algún minuto... Y, si no, a seguir trabajando.

«A Ansu Fati ya se le veían cosas en cadetes»

Lache estuvo los dos años de cadetes en el Barcelona.

—Lachèvre es un apellido francés.

—Sí. Yo soy de Barcelona, pero en el norte de Francia, en Vernon (a medio camino entre París y Ruan), tengo familia, la de mi abuelo paterno. Mi padre nació en Tarragona, pero estuvo cuatro años estudiando allí, también. Yo ya hace mucho que no voy por allí.

—¿Por qué se le dio por el fútbol?

—Pues lo típico, como muchos niños, que vas al parvulario y empiezas a jugar con tus amigos en el patio. Mis padres vieron que me gustaba y me apuntaron en el equipo del colegio al que iba, el La Salle Premià, y a partir de ahí fui escalando poco a poco.

—¿Cómo fueron esos pasos?

—Estuve en el La Salle hasta los siete u ocho años, que ahí me fui al equipo del pueblo, el Premià de Mar. A partir de ahí, me fui al Vilasar de Mar, después estuve en el Mataró y en el Argentona, y ya luego en el Barcelona y en el Espanyol, antes de venirme al Dépor. Pillé una época en la que había muchos problemas en los equipos del pueblo con las directivas y es lo típico que tienes que ir cambiando.

—¿En dónde adquirió la calidad que tiene en el golpeo de balón?

—Bueno, supongo que sería con el paso de los años. A mí siempre me gustó muchísimo pegarle al balón. Recuerdo llevar mi pelota cuando iba a ver a mi hermano pequeño jugar y siempre me ponía a chutar a alguna portería que hubiera libre. Así que supongo que vendrá de ahí. De practicar.

—¿Cómo fue lo del Barcelona?

—Cuando estaba en el Argentona me salió una muy buena temporada. Había metido 46 goles con el Infantil A, en la Preferente catalana. Además, mi club había hecho un torneo en Carnaval con equipos como el Real Madrid, el Zaragoza, el Valencia y el propio Barcelona. También me salió una buena competición y, a partir de ese momento, se empezaron a fijar en mí. Al acabar la temporada me hicieron diferentes propuestas y escogí la del Barcelona para jugar con el equipo cadete. Para un chaval que le gusta el fútbol, que vengan clubes tan grandes... Fueron momentos de no creérselo. De un subidón increíble. Yo seguí viviendo en mi casa y me venía a recoger un taxi después del colegio. Íbamos varios del club. Y al acabar nos devolvían a casa.

—Su generación es la de Ansu Fati.

—Sí. Ansu, Ilaix Moriba, Robert Navarro, Pablo Moreno, José Marsà, Joel López, Jaume Jardí... Una muy buena generación, la verdad. A Ansu ya se le veían cosas en cadetes. Tenía ese punto de destacar.

—¿Cómo fue la salida del club?

—Bueno... Yo siempre me he considerado una persona fuerte mentalmente. El último año allí fue bastante difícil y yo ya me lo esperaba. Esa temporada fuera también la que me cambiaran de posición, de extremo a lateral, y lo suponía ya... Así que lo encajé de la mejor manera posible.

—Y se cambió a la acera perica.

—Sí, vinieron y... ¿por qué no iba a aprovechar la oportunidad? Estaba cerca de casa y es un club grande, así que para adelante.