Infinita Renovables planeaba que la planta de Vigo fuera la cabecera de su grupo de biocarburantes en toda España, compuesto por otra fábrica de biodiésel en Castellón (con capacidad para producir 300.000 toneladas al año) y una tercera en el puerto de Huelva. El complejo debía dar empleo directo a 150 personas, e indirecto al menos a otro centenar. Todo parece indicar que la inversión, reducida a una cuarta parte, se concentrará ahora en el puerto exterior de Ferrol.
El grupo Isolux Corsán tiene más proyectos en Galicia, pero ninguno de ellos en Vigo. A través de otra filial, T-Solar Global, ya cuenta con terrenos adquiridos en Ourense para la creación de una fábrica de paneles solares de silicio amorfo. El consejero delegado de la compañía, el vigués Antonio Portela, también anunció que se construirían parques solares en el rural gallego en cuanto la Xunta los autorice.
Pero, sin duda, la planta de biodiésel de Salvaterra iba a ser la enseña de Isolux en Galicia. La empresa necesita estar produciendo a finales del 2008 porque las 600.000 toneladas de biodiésel que pretende generar al año, a un ritmo de 1.800 por día, están ya vendidas a multinacionales petroleras y grandes distribuidoras.
Para cumplir sus plazos, las obras no pueden demorarse. Y la obra no será viable en la plataforma logística de Salvaterra sin que el oleoducto al puerto esté garantizado. Por eso Infinita Renovables ha reservado suelo en Ferrol y solicitado la devolución de los 6 millones de euros del aval presentado en el puerto vigués.
Se trataba, además, de una inversión en un sector de futuro. La UE ha regulado que el 5% del consumo de combustible diésel en el año 2010 sea ecológico (con mezcla biodiésel), con posibilidades de crecer hasta un 10%. En el 2010, la cifra podría situarse en el entorno de un 15%.