El cobijo de mayores se frena

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

Las residencias públicas tienen las mismas plazas que hace 10 años, mientras que en privadas como la de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados hay listas de espera

23 abr 2014 . Actualizado a las 11:33 h.

Vigo cuenta en la actualidad con el mismo número de plazas para personas mayores que hace una década en las residencias públicas: 664 en total. Se reparten entre los centros del Meixoeiro, Arieiro, Bembrive y Geriatros Barreiros, algunas de ellas concertadas. Todas son para personas en situación de dependencia. Los ciudadanos con plena autonomía no pueden acceder a estos centros, a diferencia de lo que ocurría años atrás, cuando una de las dos residencias del Meixoeiro se destinaba a usuarios independientes. En concreto, se ofrecían 160 plazas, mientras que otras 300 de dependientes se ubicaban en la del monte Areeiro, muy próxima a la anterior.

Esta situación ha provocado que en otras residencias privadas como Santa Marta (Alcabre), regentada por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, existan listas de espera que superan las 150 personas. Quizás por ello no se ha ido ni un solo usuario pese a las circunstancias económicas, según explica la madre superiora. En torno a un centenar de la lista corresponde a población con alguna dependencia y el resto, a personas con autonomía.

Pese a suponer las plazas privadas casi el mismo número que las públicas, el escaso poder adquisitivo de los pensionistas hace que sean muchas las personas mayores que no puedan acceder a ellas. El precio llega a multiplicar por cuatro los ingresos de una pensión mínima. Este hecho es el que hace que sea en los centros más caros de Vigo y su entorno donde existan más plazas libres.

La diferencia de costes en una misma residencia estriba en el estado en que se encuentre el usuario. Se puede dar la circunstancia de que ingrese con un canon determinado y de que se vaya incrementando a medida que pasa el tiempo y requiere más atención. Otros factores decisivos que influyen en la cuota son los servicios. En unos casos se limitan a los más imprescindibles y en otros, cuentan con atención específica en geriatría, gerontología, demencia y Alzheimer. La cantidad de personal y su cualificación son otros detalles importantes que incrementan la factura, junto a las características del edificio y la alimentación. Dependiendo del tipo de centro y del estado del residente, los precios pueden oscilar entre los 700 y los 1.400 euros mensuales.