La procesión de los féretros de Ribarteme estrena ataúdes

jorge bravo AS NEVES / LA VOZ

VIGO

ALBA PÉREZ

La parroquia de Santa Marta, en As Neves, celebra hoy su tradición más internacional con cuatro ofrecidos

29 jul 2014 . Actualizado a las 12:15 h.

«Unha rapaza da parroquia ten unha filla á que lle saíu un bulto no peito», explica la sacristana de Santa Marta de Ribarteme, Marta Domínguez, «e fixo a promesa para alonxar a morte da súa filla». Esta es una de los cuatro personas que se ofrecen mañana a la santa, con el fin de agradecer que hayan alejado la muerte de sus vidas. Este año han adquirido ataúdes nuevos, explica Domínguez, «os do ano pasado tiñan vinte anos e xa comezaban a romper». Ataúdes que ya han sido usados por personas que fueron incineradas pero que se han acondicionado nuevamente.

La joven demuestra un gran dominio del tema, lleva desde niña colaborando y conoce hasta los modelos de ataúdes: «Destes novos algúns son piramidais, outros semirredondos e outro cadrado».Estos seis nuevos ataúdes han sido donados por la funeraria de Ponteareas. «O seu dono é moi devoto», concluye la sacristana.

Una devoción que lleva presente en la parroquia desde hace siglos aunque se tenga constancia de ella desde el año 1.700. Otro de los participantes llega desde Madrid, aunque es natural de Moaña. «Quería vir o ano pasado, pero quedamos sen ataúdes dispoñibles», explica la sacristana, con lo que este año podrá cumplir su promesa a la santa. También acudirá una señora de Arandei cuya nieta y sobrina tienen cáncer y otra chica de la parroquia que su suegra y su marido estuvieron enfermos.

«¿Qué no hace uno por salvarse de la muerte?», se pregunta retóricamente el párroco, Alfonso Besada. En la sacristía de la iglesia de Santa Marta, mientras se prepara para la misa de las 12.00 horas, explica todo lo relacionado con esta procesión que ya ha adquirido fama mundial.

«Santa Marta era la hermana de Lázaro, que se quejó a Jesús de que no le curara mientras estaba enfermo y al que después resucitó», explica el párroco. Esta familia predicó el cristianismo y fueron perseguidos hasta Marsella, donde ahora hay una iglesia con diversas reliquias de la santa. «Me encantaría ir hasta allá y poder traer una reliquia a nuestra parroquia», explica Besada, «es una señora que recibió a Jesús muchas veces en su casa, es muy importante para la gente de aquí». También cuenta que es una figura rodeada de muchas historias y leyendas. «Se sabe poco de ella, pero es una santa bíblica que llegó a Tarascon (un pueblo de Francia), el resto son exageraciones de la gente», dice el párroco.

Toda la gestión de los ataúdes pasa por la sacristana, Marta Domínguez. «Cada persoa debe pagar unha especie de alquiler polo ataúde, aínda que pedimos a vontade porque non todo o mundo pode pagar», explica, «téñenme que avisar con antelación, os ataúdes son limitados, e poden traer un propio pero hai que organizar o espazo na igrexa, que é moi limitado», termina. También se paga a quien porta los féretros durante el recorrido. «La gente es muy amable y suele dar veinte euros a los amigos o jóvenes que les ayudan», cuenta el párroco.

Alfonso Besada es consciente de que el día de mañana será duro: «Esto se llena de fotógrafos y de cámaras, hasta me destrozan las tejas de la iglesia», cuenta el cura. Un tradición que han recogido medios como The Guardian o National Geographic, «pero también periodistas de revistas y escritores, vienen periodistas de todo el mundo». Recuerda el párroco, especialmente, un periodista de Bretaña del que se hizo amigo e invitó a cenar a su casa «y que ahora estoy invitado allí cuando quiera».

Esta fe ha atravesado fronteras pero continúa fiel a la tradición, «aquí non se sube ninguén se non é por unha causa de fe», cuenta Marta Domínguez.

Esta fiesta es la grande de las tres que celebra la pequeña parroquia. Ayer se ofició la procesión de San Benito, y mañana a Santa Carmen. Dos fiestas, eso sí, con una tradición menos mediática que la de los féretros.